domingo, 14 de febrero de 2010
Fernando VII de España el Vendepatria
FABULOSO LADYKILLER: EL REY FERNANDO VII DE BORBON
El término inglés ladykiller-matadamas o sopapeador de mujeres-muchas veces se ha aplicado a Enrique VIII de Inglaterra, pero en España hubo un monarca glotón, patán, feo y cobarde que no se quedó muy atrás en cuanto al desgaste de varias esposas: Fernando VII de Borbón. Si bien la historia lo recuerda por haber llegado al trono después del motín de Aranjuez (cuando su padre el sonso y cornudo Carlos IV abdicó a favor de él) y porque echó por tierra la ley Sálica que prohibía a las mujeres subir al trono para que su regordeta hija Isabel II pudiera reinar, Fernando VII se llevó el dudoso honor de ser uno de los reyes más odiados en su país por sus actitudes serviles y entreguistas ante los franceses.
Era hijo de Carlos IV -considerado como un pusilánime que dejó su gobierno en manos de Manuel de Godoy, amante de su esposa María Luisa (una mujer cuya líbido desenfrenada sigue siendo comidilla). Desde chico fue malcriado, gritón y muy dado a los excesos en la mesa. Como hijo, fue muy malagradecido con sus padres y profesaba un odio muy bien correspondido hacia su madre, quien solía comentar que si lo hubiera amamantado con bilis en lugar de leche quizás hubiera salido mejor dispuesto el muchacho.
A la hora de casar a este feo y regordeto príncipe de Asturias (quien más que príncipe parecía sapo), la búsqueda comenzó temprano. Tenía Fernando apenas 13 años cuando sus padres decidieron matrimoniarlo, y cinco años más tarde en un 25 de agosto de 1802 se firmaron los papeles de la boda por poderes. La pobre víctima de esta política de casorios por conveniencia era la princesita María Antonia de Nápoles, y aunque tanto ella como Fernando ya contaban con dieciocho años, el lecho matrimonial se quedó vacío pues no hubo consumación. María Antonia había llorado a moco tendido apenas vio a su hombre titular y comenzó a escribir lacrimosas cartas a casa donde se quejaba que Fernando era un total desastre.
No fue hasta a fines de septiembre de 1803 que Fernando y María Antonia por fin estuvieron juntos, pero para entonces el regio muchacho ya había frecuentado los lechos de toda hembra de baja estofa que a su camino encontrase. María Antonia, bella y rubia con un carácter muy alegre, pronto se marchitó en la sombría corte española, dado que debía pedir permiso a su esposo hasta para ir al retrete. La reina María Luisa también probó ser una suegra de pesadilla, y después de dos abortos espontáneos consecutivos que tuvo María Antonia en 1804 y 1805, la reina se comportó como genuina arpía. María Luisa, ahora convertida en suegra, optó por revestirse de pudor tras haber sido tamaña libertina y le rompía los trajes que ella consideraba indecente a su nuera. La tisis se apoderó de María Antonia y el 21 de mayo de 1806 falleció tras una dolorosa y larga agonía. El pueblo se apresuró a acusar a María Luisa de haber envenenado a su nuera, pero la realidad es que entre la tuberculosis y la tristeza, María Antonia no aguantó el matrimonio.
Al verse viudo Fernando, y estando en Francia en el dorado exilio con sus padres debido a que los franceses estaban derramando sangre patriota en España por la intervención del Pequeño Gran Corso Napoleón Bonaparte, comenzó a buscar esposa. Quiso adular al invasor Napoleón pidiendo la mano de una sobrina de éste, una tal Lolotte habida de la unión de Luciano Bonaparte y Catalina Boyer. El cobarde y traidor Fernando, al ver que fracasaron sus intentos de casarse con Lolotte, quiso casarse con Zenaida Bonaparte, hija del usurpador del trono español José Bonaparte y de Julia Clary. Fernando para entonces ya había mandado una carta de congratulaciones al invasor José Bonaparte por el ascenso al trono que debió ser suyo.
Otro intento de matrimoniarse fracasaba cuando quiso casarse con una princesa rusa, y después de tanta rebatiña, Fernando acabó casado (tras 8 años de aparatosa viudez) con su prima portuguesa Isabel de Braganza, quien para colmo era fea, débil y pobre. A los dos meses de la boda, Isabel comenzó a sentir achaques de embarazo, pero eso no impidió que Fernando, zanganete como siempre, se fuera de francachelas con unas damas de la noche del burdel de Pepa La Malagueña. El 21 de agosto de 1817 Isabel pare una niña a la que le ponen María Luisa en honor a la temible suegra, pero la criatura murió poco después. Fernando siguió en sus devaneos con mujeres de baja ralea y el 26 de diciembre de 1818, tras un embarazo difícil, Isabel se vio en una trance espantoso.
Creyendo los médicos que la reina ya estaba muerta, quisieron extraer de su vientre el feto que cargaba desde 8 meses atrás y al practicarle cesárea sin anestesia, la pobre portuguesa pegó más gritos que un león en celo. La niña que albergaba isabel en sus entrañas estaba muerta, y la carnicería de esta cesárea fue tan atroz que la sangre corría por todo el cuarto. Al morir literalmente descuartizada, Isabel tenía apenas 21 años. Fernando, inmediatamente que enterró a su segunda esposa, se dio a la búsqueda de su tercera víctima, quien fue nada menos que María Josefa Amalia de Sajonia. El 20 de octubre de 1819 Fernando se casa con ella, pero la noche de bodas resulta ser un tragicómico suceso.
María Josefa Amalia de Sajonia había sido criada de forma tan gazmoña que albergaba la idea que hacer el amor era uno de los peores pecados. Cuando Fernando le pone la manito encima, la pobre mujer estalla en un ataque de histeria, no se deja hacer nada y del pavor se orina y hasta se defeca en la cama, saliendo el salaz Fernando mojado y maloliente a buscar baño. La soberana de apenas 16 años dijo que primero muerta antes que acostarse con su macho, y después de infructuosas intervenciones de clérigos españoles, fue preciso que el Papa de turno tomara cartas en el asunto para que María Josefa Amalia bajara sus puentes levadizos y permitiera al rey acceso a su intimidad. A menudo la reina, mojigata hasta el extremo, regañaba a su esposo por el lenguaje soez con el cual se expresaba. Durante casi diez años estuvo María Josefa Amalia regañando a su marido hasta que un 18 de mayo de 1829 murió de fiebres a los 25 años de edad en Aranjuez, sin dejar la ansiada descendencia.
Nuevamente viudo, Fernando no quiso buscarse otra mujer que prefiriera ser monja. "Estoy de rosarios hasta las menudencias!" espetó y se fijó en María Cristina de Borbón y Borbón, hija del rey Francisco I de Nápoles. María Cristina tenía 23 años de edad, y era muy bella. Fernando por su parte ya tenía su salud minada por los excesos en la comida, la bebida y la cama, y era desesperante su situación al no tener heredero. Se casaron el 9 de diciembre de 1829 y la nueva reina resultó ser una esposa modelo, sumisa, sonriente y fértil. María Cristina habría de darle dos hijas a Fernando, siendo la primogénita la controversial Isabel II y la siguiente Luisa Fernanda. Fernando decide poner fin a la Ley Sálica que prohibe que las mujeres hereden tronos y de esa forma es que Isabel puede llegar a reina de España. El 29 de septiembre de 1833 moría Fernando VII de una apoplejía fulminante, dejando tras de sí la imagen de un rey que fue el epítome de la gula, la lujuria, la cobardía y la chabacanería... Todo un ladykiller!
FELIPE V EL CACHONDO
EL ANIMOSISIMO FELIPE V DE ESPAÑA
Hace poco, un español llamado Ibrahim que fue mi compañero de clases en París me escribió un e-mail protestando que nunca me ocupaba en esta columna(la cual él lee asiduamente allá en Madrid)de los reyes más pintorescos de España. Pues en respuesta a esa cariñosa guiñadita de chaqueta, opté por recordar a nada menos que a Felipe V de Borbón, el primero de su dinastía en sentarse en el taburete real de España cuando se acabó el mangoneo de los Habsburgo.
Felipe de Borbón, nacido en 1683 en Francia como nieto del imponente Rey Sol Luis XIV, también era sobrino- nieto de Carlos II-el deforme, impotente y tarado monarca con el cual quedó finiquitada la dinastía de los Habsburgo en España-dado que su abuelita, la dócil Ma. Teresa que fue esposa de Luis XIV, había sido medio hermana de Carlos. Al morir en 1700 el guiñapo humano que era Carlos II, dejó su trono a los Borbones, quizás tomando en cuenta que su primera esposa fue Luisita de Orléans. Siendo nieto del lujurioso Luis XIV era de esperar que Felipe hubiera heredado la prodigiosa líbido de los Borbones, entre los cuales se encontraron donjuanes y sátiros de cuidado como Enrique IV, Felipe de Orléans el Regente y otros zanganetes. De su madre, quien procedía de la dinastía Wittelsbach, habría de heredar la tendencia hacia la melancolía y gusto por las rarencias. Siendo un segundo hijo, había sido entrenado para ser piadoso y dócil...o sea, nunca se imaginó acabar de rey alguna vez.
Llegando a la adolescencia, Felipe sintió que las hormonas le jugaban una mala pasada. Reñido con su gran piedad católica estaba el llamado de Príapo, y tras vigorosas sesiones de ipsación Felipe pasaba horas de rodillas rezando y llorando.
En 1700, cuando murió su tarado tío- abuelo en España,Luis XIV lo implantó como monarc.Acto seguido,se da una pavorosa guerra de sucesión pues el austríaco archiduque Carlos quiere montarse al trono también. Fue en 1707 que Felipe capturó de nuevo Aragón, y debido a su vehemencia en guiar las tropas fue que le apodaron "El Animoso." Posteriormente, al descubrir que Felipe no podía pasarse el día sin deporte erótico, le llamarían "El Animosísimo y Cachondísimo." Cuando el emperador austríaco muere en 1711 y el rival de Felipe pasa a ser el emperador Carlos VI, la cosa se aplaca para Felipe y en 1713 mediante el Tratado de Utrecht Felipe se ve reconocido mundialmente como legítimo soberano de España.
Felipe habría de pasarse su vida corriendo del lecho de amor a su confesor debido a sus urgencias sexuales. Cuando lo habían casado en 1702, su consorte tenía apenas catorce años de edad, y era María Luisa de Saboya(nacida en 1688 y muerta en 1714 tras agotarse con tanto parto.) Para darle una dura lección, Ma. Luisa lo tuvo dos noches esperando antes de consumar el matrimonio. Ma. Luisa trataba de divertirlo jugando al cero escondido, pero Felipe se las ingeniaba para aterrizarla en la cama todas las veces que pudiera. Poco después de la boda, Felipe tuvo que irse de campaña a Italia y la separación de su mujercita le supo a diablos. Pero se negó a tomar una amante a pesar de que le urgía desahogar sus pasiones. Una vez de regreso en España, exigía la presencia de su esposa a cada minuto del día y para evitar contratiempos, le exigió a su mujer que cuando él fuera al retrete lo hiciera ella también, haciendo sincronizar sus funciones corporales para que no estorbaran a la hora que Eros llamara. Tras 4 embarazos y dos abortos espontáneos, Ma. Luisa estaba más gastada que chancleta de pobre. Ma. Luisa debía pasar consulta sin que el galeno la tocara pues la etiqueta y el rabiosamente celoso rey prohibían que el médico tocara a la reina. Felipe no se apartaba de su lado, y apenas el médico se iba, Felipe se metía en la cama para gozar de su moribunda antes que se le muriera y le tocara practicar la necrofilia. El doctor le había prohibido cumplir con sus deberes de esposa a Ma. Luisa, pero Felipe gruñía y lloraba y acababa copulando con ella dando gritos. Cuando la pobre mujer se murió, en 1714, Felipe hacía cosa de dos horas que había gozado del último coito con ella. Cuentan las malas lenguas y la mía sumándose a la marcha que solo la intervención de algunos cortesanos evitó que Felipe gozara de ella una última vez antes que cerraran la tapa del ataúd.
El viudo lloró a su mujer, se encerró en su palacio de Medina Coeli, pero casi de inmedito comenzó a buscar nueva esposa porque ullaba que no podía pecar buscando amante. Tras 7 meses de intensa búsqueda, le trajeron a la fea, esbelta y cara de piña Isabel Farnesio, una italiana nacida en Parma en 1692 y que viajaba con pasaporte de boba pero acabaría siendo el timón de la vida de Felipe. Isabel Farnesio apenas se casó con Felipe, procedio a subyugarlo sexualemente y a usar la adicción sexual de su marido como arma para dominarlo por completo. Lo conservó para sí misma, le hizo inaccesible y usó el sexo como medio para negociar y lograr que él le cumpliera hasta el más chiquit de los caprichos. Cuando Isabel se negaba a ir al lecho, Felipe gritaba, maldecía, aúllaba como lobo en celo y a veces hasta le pegaba a Isabel, quien se mantenía firme en sus trece hasta que él capitulaba. En 30 años de matrimonio, Felipe nunca se separaba de su esposa, la llevaba consigo de cacería y hasta en campañas militares como la de 1719. Los súbditos la odiaban, pero era indispensable para su esposo.Teniéndolo atado a sus enaguas, Isabel discriminó a los hijos habidos con la anterior esposa y se propuso a favorecer solamente a los suyos. Intrigó para lograr el trono de Nóples y Sicilia para su primogénito Carlos y los ducados de Parma y Piacenza para su segundo hijo, mientras que un tercer muchacho suyo se hizo arzobispo de Toledo con el correr del tiempo.
Felipe con el paso de los años cayó víctima de una inmensa depresión y una galopante melancolía, la cual era aliviada solamente por la voz encantadora de Farinelli, el famoso cantor operático que era eunuco. Favoreció a este gracioso y gentil italiano colmándole de regalos y bienes. Para 1717 Felipe ya casi estaba loco.Decía sentir un fuego que le consumía desde sus entrañas, se negó a cambiarse de ropa, y los piojos le navegaban por las asquerosas greñas. Su confesor no tenía descanso, y Felipe envejeció ostensiblemente. En 1724 Felipe V anunció que iba a abdicar a favor de su hijo mayor, Luis, quien pasó a ser brevemente Luis I de España. Sin embargo en agosto de 1724 su hijo de apenas 17 años pescó una viruela galopante y se murió en cuestión de diez días. Isabel Farnesio obligó a su maniático depresivo marido a retomar la corona. Otra vez en la primavera de 1727 tuvo colapso nervioso, tornándose agresivo hasta con Isabel y sus médicos. Aporreó a los galenos y a su mujer, cantaba a gritos y se mordía a sí mismo hasta sacarse sangre. No se dejaba cortar uñas, pelo o callos porque decía que lo querían matar por brujerías. No le permitían acceso a lápiz y papel por tmor a que quisiera abdicar. Tras ocho meses de locura, Felipe se recuperó brevemente. Pero en agosto de 1732 se sumió nuevamente en la cama, no quiso comer y no se cambió de ropa en 19 meses. Se negó en redondo a recibir a sus ministros y aunque en la Pascua de 1733 casi vuelve a la normalidad, Fernando, hijo de la primera esposa de Felipe, lo obligó a bañarse y rasurarse. Isabel, temiendo que su entenado tuviera ascendiente sobre su marido y le quitara mando a ella, prohibió la presencia del futuro Fernando VI y su esposa en círculos públicos. En 1738 Felipe volvió a ponerse loco como cabra indigesta con hongos, aullaba como lobo en noche de luna llena e Isabel evitaba lucirlo en público para que la gente no supiera lo desquiciado que estaba. El 9 de julio de 1746 una embolia puso fin a la alborotada y trágica vida del hombre a quien en España aún recuerdan como Felipe El Animoso...o El Cachondo.
Felipe IV de Francia
Felipe el Bello: rapaz, anticlerical y antisemita
Uno de los reyes más controversiales de la historia de Francia indudablemente fue Felipe IV, apodado El Bello por su apolínea figura y rostro angelical. Nacido en Fontainebleau en 1268 y muerto un 29 de noviembre de 1314 en el mismo Fontainebleau, este hombre pasó a la historia por ser el personaje que acabó de una vez por todas con el poderío de los fabulosos y temidos caballeros Templarios que se enriquecieron durante las Cruzadas.
Felipe había nacido mientras su legendario abuelo, el rey Luis IX "El Santo" aún era monarca galo, y le tocó la triste experiencia de perder a su mamá cuando contaba apenas con tres añitos de edad. Dado que su papá acababa también de heredar la corona francesa después de que Luis IX murió de pavorosas currutacas en el norte de Africa tras una fa-llida Cruzada, Felipe y sus tres hermanos se sintieron muy solos en poder de los criados, dado que su viudo padre poca atención les ponía. Esta soledad infantil de Felipe habría de manifestarse luego en sus años adultos.
En 1274 cuando Felipe era un mocoso de 6 añitos, su papá se casó con la bellísima María de Brabant, un mujer muy culta. María hizo traer a la corte a una preciosa niña de 2 añitos apenas, Juanita, futura reina de Navarra, para ser criada con los principitos. Cuando Juanita arribó a los 12 años de edad, ella fue matrimoniada un 16 de agosto de 1284 en la catedral de notre Dame de París con Felipe, quien a estas alturas del campeonato ya era un hermoso muchacho de 16 años. Dado que el hermano mayor de Felipe, Luis, había muerto en extrañas circunstancias (rezan las malas lenguas con la mía a la cabeza del desfile ahora que María lo envenenó), el guapo adolescente se vio convertido en el heredero del trono galo. Felipe para entonces ya sentía viva ido-latría por su legendario abuelo, y lo hizo su modelo para cuando llegara a ser rey.
En 1285 Felipe se fue de cola de su padre en un viaje al sur, haciendo campaña para instalar a Carlos, su hermano, en el trono de Aragón. Esta iniciativa era apoyada por María y apuntaba contra el actual rey de Aragón, quien era el hermano de la madre de Felipe y su hermano. Al morir su papá en octubre de 1285, Felipe inmediatamente abandonó esta descabellada aventura y corrió a París para sentarse en el trono antes que alguien se le fuera arriba con el taburete.
En 1294 Felipe IV se metió en tremendo atolladero. Durante este período de guerra entró en conflicto con el papa Bonifacio VIII. En 1296 el papa prohibió el impuesto laico al clero sin haber consultado antes a la Santa Sede. Tanto el monarca inglés Eduardo I Pataslargas como Felipe IV protestaron, forzando a Bonifacio VIII a retractarse y a aceptar la legitimidad del cobro de impuestos. Para apaciguar a Felipe IV, el papa lo apoyó en su pleito contra los flamencos, y en 1297 canonizó al abuelo de Felipe, Luis IX. Pero Felipe IV, habiendo probado que nadie podía resistirse a sus embates, volvió al conflicto con el sumo pontífice en 1301. Felipe IV era rencoroso a morir, y en 1303 Felipe IV juró que vería a Bonifacio VIII juzgado por herejía, inmoralidades y crímenes de los cuales el religioso ya había sido acusado en numerosas ocasiones. Bonifacio VIII, a estas alturas temblando de miedo, tenía intenciones de excomulgar a Felipe IV, pero el 7 de septiembre de 1303 en Anagni, el papa fue tomado por Guillermo de Nogaret, uno de los ministros de confianza de Felipe IV. 2 días más tarde una plebe libró al papa, quien murió un mes después. Los cargos contra Bonifacio VIII sirvieron como punto de apoyo para las negociaciones entre Felipe IV y el siguiente papa, Benedicto XI, y todavía aún más con el sucesor de éste, el papa francés Clemente V, quien sería recordado por haber transferido la curia papal de Roma a la ciudad francesa de Avignón.
Al alcanzar la paz con Inglaterra en 1303, Felipe IV optó por casar a su hija Ana Isabella con el heredero de Eduardo I Pataslargas, el futuro rey maricón Eduardo II. Ya una hermana de Felipe IV estaba casada con Pataslargas desde 1299, y la boda entre Ana Isabella y su amariposado prometido se dio por fin en Boulogne un 25 de enero de 1308, cuando ya su amada esposa Juana había muerto en abril de 1304. La muerte de su esposa había dejado muy entristecido a Felipe IV, llegando hasta a considerar la opción de abdicar al trono galo para irse de rey de la Tierra Santa al frente de una orden de Cruzados.
Para 1306 Felipe IV ya había expulsado a los judíos de Francia, confiscando sus propiedades y hasta el dinero que otros les debían a los hebreos.Viéndose presionado por la ausencia de dinero en su erario, Felipe IV posó sus azules ojos sobre los Temparios, y muy temprano el 13 de septiembre de 1307 hizo que sus oficiales saquearan las casas de los poderosos caballeros Templarios a lo largo y lo ancho de la Francia de entonces. Muchos caballeros fueron encarcelados y justificó esta barrida afirmando que los Templarios habían cometido numerosas fechorías y crímenes. Jacques de Molay, Gran Maestro de los Templarios desde 1293, fue arrestado por órdenes del monarca, y a partir del 13 de octubre de 1307 muchos de los altos cuadros de los Templarios merecieron muertes atroces. Los reyes de Aragón e Inglaterra no siguieron su ejemplo y Felipe IV se dio a la tarea de extricar confesiones mediante los más horrendos métodos de tortura. En 1312 el papa Clemente V disolvió oficialmente la orden Templaria y transfirió sus haberes a los eternos rivales de los Templarios, los Caballeros Hospitalarios. Felipe IV muy raudamente les cobró a los Hospitalarios sumas astronómicas que según él le debían los templarios. La saña de Felipe IV contra Jacques de Molay se vio saciada un 18 de marzo de 1314 cuando el ex Gran Maestro Templario fue llevado a asarse sin sal ni pimienta en una enorme estaca con fuego. Mientras las llamas consumían sus entrañas, Jacques gritó al rey y al Papa Clemente V citándolos para verse las caras en un tribunal divino en menos de un año. Curiosamente, tanto Clemente V como Felipe IV habrían de morir en menos de un año, como perseguidos por una maldición. Felipe IV habría de sufrir lo inmencionable al ver a sus hijas convertidas en mujeres licenciosas y depravadas. Su predilecta, Ana Isabella, estaría destinada a ser opíparamente infeliz con su homosexual marido y a ser tildada de meretriz por su aventura con el Roger Mortimer...y con el correr de los años la artífice de la deposición y asesinato de su incapaz esposo Eduardo II. Felipe IV murió en noviembre de 1314 y fue sepultado en Saint Denis. La línea Capeto acabaría cuando los tres hijos de Felipe IV murieron sin herederos, siendo llamados "los reyes malditos".
El testarudo Felipe Augusto de Francia
Felipe Augusto de Francia: Víctima de su propio carácter
En una ocasión,a un alumno le ilustré mi reprimenda con la tristísima saga de Felipe II Augusto de Francia, un rey medieval cuya soberbia y pasiones lo llevaron a desgracias mayores.
Felipe II de Francia nació con cuchara de oro en la boca, siendo hijo del santurrón Luis VII de Francia(el hombre de quien Leonor de Aquitania-su primera mujer- se había divorciado porque no cumplía bien sus funciones maritales). Vino al mundo un 21 de agosto de 1165 en Gonesse, por lo cual le llamaron Felipe Augusto por haber nacido en agosto. Lo de Augusto se le fue a la cabeza siendo muy niño, pues era de una soberbia increíble que le llevaba a maltratar a los miembros de su séquito. Prefiriendo la lectura y la música a la retórica y las matemáticas, Felipe Augusto no sería un alumno de demasiadas luces. Guapo, con una melena castaña clara y ojos tristes, al hacerse adolescente sería objeto de admiración por parte de las damas mayores.
El 28 de abril de 1180, contando apenas con quince añitos de edad pero ya con corona por derecho propio, Felipe Augusto se vio matrimoniado con la hija de Balduino V de Hainault, Isabella. Felipe Augusto fue muy galante con ella, pero después de haberle dado a un varoncito llamado Luis, Isabella contrajo fiebres recurrentes y murió en 1190. Ansioso de garantizar su sucesión en una época en que los niños sucumbían a menudo en la infancia a males considerados intratables en aquel entonces Felipe Augusto comenzó a buscar con quien rellenar el vacío dejado por Isabella, quien había sido esposa modelo y hasta le había aportado como dote Amiens y Artois.
En 1193, tres años tras la muerte prematura de Isabella, Felipe Augusto amarró nuevamente el lazo matrimonial, sin darse cuenta que cometía el más craso error de su vida al unir su vida a la de la rubia danesa Ingeborg, por cierto hija del rey de Dinamarca. La fiesta de los esponsales había sido opípara pero cuando Felipe Augusto y su nueva consorte se retiraron a gozar del tálamo nupcial, la tragedia tocó a la puerta de los recién casados. Felipe Augusto, al amanecer de su noche de bodas, angustiado, histérico y tembloroso hizo echar de su lecho a Ingeborg, a quien prometió jamás tocar en lo que le quedara de vida. Las especulaciones en cuanto a qué anduvo mal en la noche de bodas abundan, y hay quines afirman que Ingeborg llegó sin sello de garantía y por eso alienó a Felipe Augusto. Otros afirman que la joven padecía de hermafroditismo y que el rey, al verse confrontado con unos genitales anormales en su esposa, sintió tanta repulsión y miedo que la repudió de inmediato. Cualquier cosa que haya sucedido, Felipe Augusto se negó a consumar el matrimonio y asqueado por su nueva consorte, la hizo enllavar en un convento bajo siete cerrojos. Posteriormente Ingeborg se vería encerrada en distintos tipos de calabozo, algunos con lujos, otros sin ellos. Valdemar, hermano de Ingeborg quien ocupaba el trono danés después que el padre de ambos pasó a mejor vida, se sintió ultrajado ante la forma en que Felipe Augusto trataba a su hermana. Valdemar alegaba que era un argumento estúpido el de su cuñado cuando exigía divorcio alegando que Ingeborg era una pariente demasiado cercana para ser su esposa.
El colmo del insulto que propinó Felipe Augusto a la real familia danesa fue cuando teniendo prisionera a Ingeborg, se enamoró de una princesa de extracción alemana llamada Agnés de Meran.Felipe Augusto estaba tan alborotado con su Agnés que hizo como si Ingeborg no existiera y cometió bigamia.Agnés le dio primero un varón y luego una niña a Felipe Augusto, quien afirmaba estar tan enamorado de ella que no le importaba la ira del papa de turno. Inocencio, quien a estas alturas del campeonato estaba hirviendo de ira, escribió fuertes cartas a Felipe Augusto exigiendo que Agnés fuera retirada de su vida y que respetara a su esposa Ingeborg, con quien debía de cumplir su deber marital. Felipe Augusto aullaba que primero se hacía musulmán y copulaba con un chancho antes de renunciar a Agnés y vivir con Ingeborg. Tal resistencia le granjeó a Felipe Augusto la excomunión, estando Francia en 1200 bajo interdicción(o sea que nadie podía comulgar, celebrar misas, bodas o bautismos porque estaban "en capilla maldita" por el papa).En aquellos entonces en que la población era supersticiosa, Francia se vio aquejada por revueltas y luchas contra el imperio Plantagenet.La plebe culpaba a Felipe Augusto por cualquier desgracia, desde un muerto en casa hasta el alza del precio de los huevos. Para colmo la cruzada contra los albigenses al mando del cruel Simón de Monfort padre había comenzado. Una batería de abogados daneses, expertos en derecho canónico, cayeron como zopilotera sobre Felipe Augusto, quien debió alejar a Agnés hacia un convento, donde la muchacha murió de pena moral mientras su odiada rival Ingeborg era devuelta a la corte. Nadie pudo lograr que Felipe Augusto cohabitara con Ingeborg, a quien nuevamente acusó de ser una bruja cochina que lo quiso hechizar en la noche de bodas para que el diablo entrara en el lecho de ambos.
Pero quizás la peor mácula que Felipe Augusto se echara encima sería su tormentosa relación de amor-odio con el homosexual más sexy y despiadado de aquel entonces, Ricardo Corazón de León. En primer lugar, Alais, una hermana de Felipe Augusto, era la prometida de Ricardo, pero éste la rechazó después que Enrique II de Plantagenet-rey de Inglaterra y papá de Ricardo-sedujera a la chica y la convirtiera en su concubina. Ricardo, quien de por sí no sentía mucho por la joven-ni por ninguna otra mujer, se negó a consumir "comida jugada." Ricardo, Felipe Augusto y Federico I Barbarroja se fueron juntos a la Tercera Cruzada para hacer el bulto, el cuadro y el ridículo, con tan mala sal que Federico se les ahogó tras una congestión en el río Saleph y lo convirtieron en macabro encurtido en un tonel de vinagre. Felipe Augusto, quien a estas alturas del campeonato se había infatuado con Ricardo, observaba que el rey inglés durante su estadía en el Medio Oriente solamente suspiraba por su rival el sultán Saladino. Hirviendo de celos, Felipe Augusto retornó a Francia solo para traicionar a Ricardo, quien en camino de regreso y gracias a una negociación secreta que el despechado Felipe Augusto había hecho con Enrique VI(el hijo del ahogado Federico Barbarroja) fue tomado prisionero por los alemanes.
Una vez liberado Ricardo después que su alcahueta, intrigante y birrionda madre Leonor le sacara el bocado de la boca a media humanidad para pagar el rescate, Felipe Augusto y Ricardo pasaron un melosísimo interludio antes de que las pasiones políticas los volvieran a separar. El 3 de julio de 1194 Ricardo olvidó a su amadísimo Felipe Augusto para derrotarlo de una vez por todas en Fretevel.Entre las pocas cosas buenas que hizo Felipe Augusto estuvo casar a su hijo con la dominante Blanca de Navarra, quien como esposa de Luis VIII de Francia fue la que de veras llevó los pantalones en una época en que las mujeres nos mandaban a parir y zurcir nomás. Felipe Augusto además hizo de París la capital administrativa de Francia, fomentando el crecimiento intelectual y educacional. Felipe Augusto murió amargado y sin tocar a su aborrecida Ingeborg un 14 de julio de 1223 en Mantes, dejando tras de sí una estela de tufo porque nunca pudo gobernar su soberbio carácter.
Fala Primer Perro de EEUU
El Can que ganó la reelección de Roosevelt: Fala
Edgar Allan Poe solía decir que no hay un amor más tierno que el que une a un hombre con un animal, y muchos juran que la gran pasión de la vida del presidente gringo Franklin Delano Roosevelt(FDR) no fue una de sus muchas mujeres, sino su idolatrado can Fala.
FDR era harto conocido por su amor hacia las criaturas, y desde que salió electo a inicio de los años 30, logrando crear el Seguro Social y sacar a los Estados Unidos de la espantosa depresión, sus pocos ratos libres fueron compartidos con todo un ménage de perros como Meggie, Winks, Mayor, Tiny, President y Blaze. El flechazo definitivo se dio cuando Margaret Suckley, prima de FDR, le llevó a un oscuro y travieso cachorrito de terrier escocés.
Agradeciendo emocionado a su pariente, FDR levantó en brazos al hermoso perrito afirmando que hace años que deseaba criar un perrito desde tierno, ya que la mayor parte de sus perros le habían llegado ya adultos. Hombre y perro se miraron a los ojos y la flecha de Cupido pegó en su objetivo. Leonor, la fea esposa de FDR, puso sus objeciones afirmando que la Casa Blanca no era buen sitio para criar a un cachorro, pero FDR logró convencerla a fin de cuentas y el peludo bebecito se quedó, siendo llamado Fala.
Es indudable que Fala se hizo adicto a su presidencial socio. Era la viva sombra de FDR, siguiéndolo hasta cuando iba a mear. Era presencia segura en su estudio, comiendo en el despacho Oval(un lujo que ningún humano se ha permitido), y casi de alfombra al pie de la cama de FDR. Pocas semanas después de haber arribado a la Casa Blanca, Fala asustó a medio mundo presentando una espantosa infección intestinal. Regó su acuoso excremento fétido por alfombras carísimas, y FDR salió como loco para llevarlo al veterinario. Mientras el veterinario examinaba a Fala, FDR se mordisqueaba las uñas y trataba de ocultar sus lágrimas.
Al ser devuelto sano a casa, Fala le devolvió con su presencia la tranquilidad al mandatario. Para evitar mayores líos, FDR emitió la orden de que jamás nadie le diera nada de comer al perro. "Ni una migaja a Fala al menos que venga de la mano misma del Presidente,"dijo firmemente. Desde entonces, Fala no padeció de dolencia alguna. FDR recordaba el percance con buen humor, "Perro jocoteado, me hizo olvidarme que precisaba silla de ruedas y salí corriendo como atleta!"
La alimentación de Fala siempre corrió a manos de FDR personalmente. Fred D. Fair, portero del vagón personal "Fernando Magallanes" del presidente, dio este testimonio."Yo servía sus comidas y hacía su cama. Servíamos al presidente high balls antes de la cena.
Antes de que FDR se sentara a cenar, preparaba la comida de Fala. El plato era sostenido por el presidente para Fala. Luego él formaba los bocados y los colocaba con infinita paciencia y ternura en la boca del perrito, quien incontables veces comió sentado en las piernas del presidente. A veces FDR le canturreaba y lo estimulaba a comer más. Muchas veces, importantes dignatarios y jefes de estado esperaban sentarse a la mesa mientras FDR se tomaba su tiempo dándole la comida a su perro. Hasta que el can estaba satisfecho, FDR pasaba a comer él."
Como guardaespaldas sin salario del presidente, Fala tuvo oportunidades que muchos historiadores le envidiamos por haber sido testigo de eventos de magnitud mundial. En la última semana de diciembre de 1941, 26 naciones que estaban en guerra contra el Eje durante la II Guerra Mundial negociaron una declaración de unidad y propósitos. El documento de este acuerdo fue firmado a las 10 de la noche en el despacho del presidente.
Mientras los invitados no hacían un solo ruido al darse la firma, los ronquidos de olla de nacatamales invadieron el ambiente. Era Fala quien dormía a pierna suelta en un sillón, dándole cero importancia a la firma de tamaño documento. Para colmo, el 6 de junio de 1944-día del Desembarco de Normandía-FDR estaba pendiente del desarrollo de la más grande operación militar anfibia de la historia. En el despacho Oval, FDR no se perdía un detalle de las noticias junto a sus invitados, pero Fala andaba correteando entre las piernas de los invitados.
La eterna presencia de Fala a veces ponía en aprietos a FDR, sobre todo cuando quería echar su canita al aire sin que nadie lo supiera. El Servicio Secreto informaba que por más que quisieran mantener secreta la presencia del mandatario, dos cosas delataban que FDR andaba por ahí. Primero era la construcción de rampas para su silla de ruedas. La otra era la presencia de Fala, quien a menudo insistía en que lo pasearan sin importar protocolo o itinerario del tren. Fala llegó a ser tan célebre como su socio, y los del Servicio Secreto, viendo que FDR jamás viajaría sin el perro, acuñaron el código "El Informante" para Fala.
Fala según muchos chismosos (conmigo a cargo del club) hasta logró que FDR saliera electo para el último período presidencial que no habría de completar debido a su muerte el 12 de abril de 1945.En septiembre de 1944, FDR debió hacer un viaje a las islas Aleutianas. El barco ya había arrancado en su viaje de regreso cuando FDR notó que faltaba su alter ego. Afligido, hizo que un acorazado se regresara a la isla para recoger al perro, costando este viajecito millones de dólares al pueblo contribuyente de los Estados Unidos.
Al retorno a los Estados Unidos, varios medios criticaron que FDR hubiera mandado un buque militar a rescatar al perro, y fue cuando FDR montó en cólera. Pronunció su famoso "Discurso de Fala" el 23 de septiembre de 1944 diciendo "Ah, bueno. Ahora los líderes republicanos no solo atacan mi persona, o a mi esposa, o mis hijos. No pudiendo contentarse con eso, ahora incluyeron a mi perrito, Fala. Por supuesto que yo no resiento los ataques y a mi familia no le importa, pero a Fala le resiente. Uds. saben que es escocés, y al saber sobre el chisme de quedar abandonado, su furioso espíritu escocés se ha enojado. No ha sido el mismo perro desde entonces. Y yo me arrogo el derecho de resentirme por tales ataques contra mi inocente perrito!" Fala se garantizó un lugar de honor en el corazón de los votantes, y FDR pudo ser electo por tercera vez gracias a su buen rendimiento como presidente, pero también ayudado por Fala.
La felicidad incomparable que gozaron FDR y su perro se vio truncada cuando el presidente murió un 12 de abril de 1945 tras declarar que tenía una formidable jaqueca. El negrísimo Fala acompañó a su socio muerto en el tren desde warm Springs hacia Washington. Fala,de apenas 5 años de edad, estuvo en el funeral de su amigo ladrando tras cada cañonazo emitido en honor del mandatario. Durante el himno, se revolcó en honor de su amigo fallecido. Al final de la ceremonia, fue llevado en silencio por Margaret Suckley, la prima del presidente.
Fala nunca aceptó la muerte de su amo y siguió esperándolo hasta que él mismo murió. Cada vez que sonaba una sirena, Fala se levantaba alegre como si FDR fuera a regresar. Acabó por aceptar la presencia de Leonor, la viuda de FDR, y llegaron a ser buenos camaradas. Pero Leonor solía decir,"La ternura viva, los ojos sonrientes, la algarabía de Fala se la llevó mi esposo. A mí sencillamente me toleraba." Al morir en 1952 Fala, fue sepultado a pocos metros de la tumba de FDR en Hyde Park.
Feodor Dostoyevsky
DE TENIENTE A ESCRITOR: EL INMARCESIBLE FEODOR
Feodor Dostoyevsky, ex teniente, sátiro y genio de la literatura universal.
Hace poco que publiqué un cuento de terror que causó bastante impacto, un señor me preguntaba como quien descubría el agua helada,"¿pero no sos vos la misma que fuiste "guardia?" A lo cual tuve que responder con una sonora carcajada, dado que "en famille" muchos somos ex soldados (ya sea de la guerra fraticida de los 80 aquí, o la II Guerra Mundial, la I Guerra Mundial, la intervención francesa del Chad, la Guerra Franco-Prusiana o las batallas napoleónicas, dependiendo de cual de los ancestros miremos).
Pasar de teniente a escritor fue algo que hasta Feodor Dostoyevsky hizo!
Nacido un 11 de noviembre de 1821 y muerto un 9 de febrero de 1881, Feodor pasa a la historia como el escritor a quien muchos llaman el "Abogado de los indefensos y humillados." Aunque tuvo una infancia feliz, sin lujos pero llena de amor y comprensión en su seno familiar, desde chico se vio obsesionado por el sufrimiento ajeno y el dolor de la pobreza.
La vida contenta de Feodor tuvo su primera mancha cuando su papá, un físico que se había retirado a administrar su finca, fue asesinado por unos siervos a los cuales había maltratado. Feodor luego perdería a su tierna y talentosa madre a los 15 años en 1837. Feodor tuvo esmerada educación en Moscú, y en 1838 ingresó a la Academia Militar de Ingenieros en San Petersburgo, graduándose de esa entidad castrense en 1843 con el rango de teniente.
Lo mandaron a una base militar en San Petersburgo, donde estuvo por un año. Feodor se aburría en las barracas. Quería ser un gran autor. Comenzó traduciendo a Balzac y acabó escribiendo sus primeros cuentos. Gente Pobre fue su primer opus publicado en 1846, y en 1849 Feodor habría de ser arrestado por frecuentar la compañía del socialista M.V. Butashevich-Petrashevsky, Fue enviado a Siberia con una condena de 4 años.
En mala hora se le había ocurrido a Feodor el oponerse a la censura y el sistema de siervos existente en Rusia. Cuando él es enviado a prisión está en el trono el odioso y nefastísimo zar Nicolás I, quien era más retrógrado que un Cromagnon en celo. Inicialmente el zar había pedido la pena de muerte para Feodor, acto con el cual nos hubiera privado de una de las mente más privilegiadas de todos los tiempos, pero a última hora, con el pelotón de fusilamiento calentando armas, habían conmutado la pena del naciente escritor.
Feodor habría de pasar el primer año de tabo completamente aislado por ser considerado un "pernicioso y dañino noblecito de pacotilla" que podría "contagiar de malas ideas a los campesinos, quienes normalmente no piensan", según opiniones del zar y sus esbirros. Este período en prisión sería descrito con todo detalle por Feodor en La Casa de los Muertos, obra públicada en 1862. Tras cuatro años de tabo, Feodor todavía serviría por 4 años más como soldado en la Siberia.
Para 1857, un 6 de febrero Feodor se casó con la viuda María Dimitrievna Isaeva, recuperando sus derechos como noble 2 meses después del casorio. En 1862 hizo su primer viaje al exterior para visitar Suiza, Inglaterra, Alemania e Italia. Para disgusto de su mujer, Feodor comenzó un apasionado affaire con la estudiante Apollinaria Suslova, de quien se dice que le bailaba desnuda y le mordía las orejas en público.
En 1864, la esposa de Feodor murió y poco después Miguel, hermano del escritor, también falleció. En 1865 Feodor se llevó tremendo bochorno cuando le propuso boda a su amante Apollinaria y ésta se negó a casarse con él. Feodor se sintió como mono mal tirado, ahogado en deudas que había heredado de su hermano Miguel.
Se convirtió en un pavoroso ludópata capaz de jugarse en la mesa hasta la ropa que andaba puesta, pero no pudo mejorar su situción económica. Para salir del aprieto, firmó un contrato esclavizante con un editor, transacción mediante la cual se comprometía a sacar inmediatamente otra novela.
Al ver que el tiempo pasaba y quedaba poco para tener que cumplir con el contrato, Feodor contrató a una mecanógrafa para avanzar más. La secretria tenía 19 años, se llamaba Anna Grigorievna Snitkina, y en medio del apuro por concluir la obra, Feodor y la muchacha se enamoraron. Feodor cumplió en tiempo y forma con su editor. También cumplió con Anna, y se casaron un 15 de febrero de 1867.
Feodor estaba destinado a ser feliz con Anna, y en su madurez vio el reconocimiento y la fortuna llegar hasta él. Sus obras comenzaron a ser leídas ampliamente, y entre sus libros más aplaudidos estuvieron Crimen y Castigo, El Idiota, Los Hermanos Karamazov (primero por entregas en 1879 en el periódico El Mensajero Ruso), Noches Blancas, Niebla y la controversial Judith, cuyo manuscrito se perdió poco después de la muerte del autor y no fue reencontrado hasta en 1976.
Feodor en su vejez fue muy aceptado como orador sobre diversos temas, y ganó buen dinero dando charlas. Pero su salud nunca fue buena, y en 1880 ya estaba muy enfermo. Murió un 9 de febrero de 1881 en la tarde, y fue sepultado en el cementerio del Monasterio Alejandro Nevsky.
Como amante, Feodor dejó tras de sí una leyenda tan negra que Turgueniev, su contemporáneo, lo clasificaba como "el Marqués de Sade ruso." Se cree que cuando salió de la Academia Militar aún era virgen, y que posteriormente fue bueno a consumir los servicios de meretrices. Durante la noche de bodas con su primera esposa, Feodor pasó por un pavoroso patatús epiléptico en el momento menos adecuado y desde entonces el lecho significó algo traumatizante para ambos.
María y Feodor acabaron siendo una de las parejas más disfuncionales de la historia, por lo cual el escritor se lanzó con un fervor enfermizo a una relación sexual con Apollinaria Suslova, quien era sadomasoquista, pelirroja y emancipada. Cuando Polina -que era el mote cariñoso que Feodor le daba a esta joven- no quiso casarse con él, el novelista sufrió lapsos de impotencia y frecuentó a numerosas damas de la noche, entre ellas una niña-prostituta con la cual retozó un rato en una bañera llena de cerveza, según reza la leyenda. Anna, su segunda esposa y adorada mecanógrafa, fue la felicidad hecha a la medida para Feodor.
A él encantaba besarle y lamerle los pies a su joven cónyuge, le escribía cartas lascivas como para enrojecer al más libertino, y les gustaba hacer el amor en las posiciones más acrobáticas posibles. En una ocasión Feodor y su Anna -en medio de sus retozos sexuales- rompieron una silla que fue del padre del escritor y que pertenecía a las reliquias familiares. En otra ocasión feodor embadurnó de miel a Anna de pies a cabezas y casi se los comen vivos las cucarachas cuando se quedaron dormidos tras una sesión particularmente aparatosa. Al morir Feodor, Anna eliminó de las cartas, las partes más impúdicas.
Sátiro y tahur fracasado, ex convicto y ex teniente, Feodor Dostoyevsky sin embargo hoy en día es uno de los escritores más leídos del mundo. Sus descripciones del sufrimiento no tienen equivalente en la literatura rusa, y muchas de sus novelas han sido llevadas a la pantalla grande y chica. Como titán de la literatura universal, el barbudo ex militar es una de las piedras angulares de la historia de la ficción.
Rudolf Diesel
EL HOMBRE QUE ECHO A ANDAR AL MUNDO: RODOLFO DIESEL
Cada vez que echamos combustible a un vehículo solicitando diesel, rendimos homenaje sin percatarnos al genial ingeniero franco-alemán que echó a andar al mundo con su inmenso aporte de los motores que llevan su nombre. Nacido en París un 18 de marzo de 1858 en el seno de una familia pobre de origen alemán, Rodolfo Diesel era un niño muy chele, muy aseado y pavorosamente disciplinado. Su padre era un humilde encuadernador que le mandaba a entregar libros a las direcciones más extraviadas desde que Rudi -que era como le llamaban sus amigos- tenía siete años.
Conocía los mil y un vericuetos de la Ciudad Luz, se levantaba oscuro y aunque el tiempo estuviera muy frío, se tardaba casi una hora en el baño para ser siempre un modelo de pulcritud. Los domingos se iba con su familia al bosque de Vincennes a las afueras de París, le gustaba andar en barca y uno de los lujos de su fin de semana era desayunar con copiosas cantidades de wursters, esos chorizos alemanes con los cuales se originó el hot dog. El origen alemán de los Diesel no les dio problemas hasta que se dio el conflicto de la Guerra Franco-Prusiana.
En medio de este estallido bélico, los franceses comenzaron a ponerle malos apodos a todo aquel que tuviera algún nexo con Alemania, y antes de que Rudi tuviera 12 años ya le llamaban "bosch", o sea cerdo alemán. Los compañeritos de clases ya no quieren jugar con él. Al padre se le hace chiquito el corazón ver el rechazo hacia su hijo, y por eso prefiere mandarlo a Alemania a los trece años a que viva y estudie con un pariente. Rudi entonces pasará de la casa de su padre al hogar de su tío en Ausburgo, donde se hace más disciplinado, hosco y muy independiente.
Adquiere la probervial diligencia alemana, y es el mejor alumno en materias como las matemáticas, las ciencias exactas y la física. Luego, en la escuela politécnica donde va luego de haberse bachillerado, atrae la atención de un profesor forastero. La amistad con este teacher dará pie a que pueda irse con él a Munich a la Escuela Técnica Superior. En 1878, ya estando en Munich, Rudi atiende una conferencia que cambiará el curso de su vida.
El profesor Linde, creador del frigorífico, habla por 45 minutos del gran Sadi Carnot y su ciclo termodinámico. Los pormenores de este proceso mediante el cual se promete convertir en trabajo útil hasta el 70 por ciento de la capacidad calorífica del combustible utilizado, determinan lo que hará este futuro ingeniero. Nace una obsesión de Rudi por Carnot, consigue la patente de la máquina de Carnot, sueña con el proceso. Diesel se quema las pestañas estudiando mientras oye música de Ricardo Wagner y come cantidades astronómicas de wursters. Se levantaba antes de rayar el alba y hacía una minúscula siesta después de almorzar.
En julio de 1893 construye un motor de experimento. En las primeras pruebas el indicador explota y Rudi queda vivo por milagro. Esto no lo amilana. El 17 de febrero de 1894 inicia pruebas de una máquina perfeccionada. Rudi estaba tan ensimismado que no se percató de la primera marcha en vacío. Solo vio que el viejo profesor Linden, el ajustador del montaje, guardando un emocionado silencio se quitó de la cabeza el gorro engrasado mientras una diamantina lágrima de felicidad le bajaba del ojo izquierdo. Era el parto del motor Diesel.
A partir de ahí, Rudi no habría de parar en un sitio por mucho tiempo. Dejaría plantada a una bella rubia llamada Giselle cuando ésta le dijo que no podía estar esperando por él. Viajaba a menudo, por ciudades como Nuremberg, Berlín, Leipzig, Gante y el exterior. Daba conferencias, discursos, asistía a almuerzos y cenas en su honor y el dinero comenzaba a fluir hacia él. Se compró una lujosa villa en Munich. Al iniciarse este siglo, su presencia causó sensación en dos viajes que hizo a Estados Unidos. Le recibían con pompas, y en esas circunstancias pudo conocer al genial Genio de Menlo Park, el adusto Tomás Alva Edison. Cuando quiso entablar conversación con el rubio inventor del fonógrafo y el bombillo incandescente, le preguntó humildemente:No piensa Ud. a veces en la muerte? A lo cual el patán de Edison le contestó: Me dedico a problemas de importancia y no a la metafísica.
Rudi ya en la cincuentena todavía aceleraba corazones femeninos como el combustible líquido a sus motores. Era un hombre alto, de silueta impecable (a pesar de que consumía embutidos grasos y wursters en cantidades navegables), impecablemente vestido, con lentes y perfumado. Una científica noruega lo acosó con incendiarias cartas de amor a las cuales respondía con fría cortesía. En 1913, Rudi y un grupo de eruditos ingenieros se encuentra a bordo del barco Dresde, rumbo a Londres. A bordo había excelente vino, opípara cena, buenos habanos y espléndida conversación. Los compañeros le acompañan hasta el camarote, donde el gran hombre les despide con un apretón de manos y un "hasta mañana."
Al otro día, conociendo su costumbre de madrugar, sus compañeros de viaje echan de menos su presencia y lo van a buscar. Encuentran el camarote vacío, la cama sin tocar, su bolso de viaje y el reloj de oro que no se quitaba ni para bañarse. Dos días después de su extraña desaparición, en la desembocadura del río Schelda, unos pescadores de Flissingen hallan el cadáver de un hombre muy bien vestido. Lo suben a la barca para llevarlo a tierra, pero se desata una pavorosa tormenta que pone encrespadas las olas. Supersticiosos a morir, los pescadores creen que el río Schelda no quiere soltar su presa y lanzan el cadáver de vuelta al agua. Así desaparece para siempre el cuerpo de Rodolfo Diesel, quien tuvo el mar como su inmensa tumba. Pero sus motores, los cuales hasta la vez son la gran fuerza motriz del mundo, conservan su nombre para la inmortalidad.
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