jueves, 11 de febrero de 2010
Los homófobos de la historia
LOS HOMOFOBOS MÁS CONNOTADOS DE LA HISTORIA
Hace unos días, un iracundo internauta me acusaba, sin consultar su diccionario, de xenofobia (odio a los extranjeros) cuando en realidad quiso decir homofobia (odio a los homosexuales) debido a que Ricardo Corazón de León jamás ha sido santo de mi devoción por lo sanguinolento y cruel, no porque haya sido gay. En realidad, teniendo en mi árbol genealógico a un notable bardo renacentista que fuese gay, la acusación no tiene cabida pues además, una buena parte de mis grandes amigos son "del tercer sexo". A lo largo de los tiempos, muchos personajes históricos sí pecaron de homófobos.
Vercingétorix, adolescente auvernio quien casi derrota a las legiones romanas de Julio César cuando éste llegó a conquistar las Galias, detestaba a los gays con una pasión regio. Quiso el destino que este bello teenager de trenzas rubias se viera asediado por uno de los "gallo/gallinas" más famosos de la historia: precisamente su conquistador Julio César! El odio de Vercingétorix por su homosexual captor fue tal que durante casi seis años de cautiverio en Roma, se negó a ceder ante sus insinuaciones y esta negativa acabó costándole su vida cuando apenas comenzaba la veintena de años. La intolerancia hacia los gays fue otra característica de Liu Bang, conocido también como Gaozu. Este mandamás chino detestaba tanto a los miembros del Tercer Sexo que opinaba que debían de ser castrados para que no "pervirtieran a los menores", Liu Band personalmente capó a dos esclavos suyos al pescarlos en arrumacos.
Una de las grandes homófobas de la historia fue la avispada Julia, hija del primer césar romano Augusto. No se sabe si es porque a esta ninfómana romana le tocó competir con varios efebos por los favores de algunos machos de la especie, pero la hija del mandamás expresaba que todos los homosexuales debían ser quemados vivos. Amalasuntha, reina de los ostrogodos, también profesaba particular odio por los gays porque afirmaba que era contra natura su expresión amorosa. La cosa se puso peor cuando su hijo, quien iba a heredar la corona, comenzó a tener devaneos con otros chicos ya siendo adolescente.
San Agustín, quien en su juventud fue uno de los bacanaleros más grandes de su época llegando a dejar desatendido un bastardo que tuvo, tras convertirse al cristianismo arrugaba la cara ante los homosexuales, afirmando que quienes padecían de lo que él llamaba "la perversión griega" estaban destinados a nunca tener paz en la vida eterna. Igual de intolerante resultaba el bizantino emperador Alexis V Murzúfulo, quien opinaba que los gays no eran de fiar para nada y debían estar más allá de los muros de una ciudad decente.
El lord inglés Roger Mortimer odiaba con una pasión visceral a los homosexuales, y quizás por este prejuicio fue que no tuvo piedad cuando en conjunto con la reina Isabella, depusieron al monarca Eduardo II(por cierto uno de los gays más encantadores de la historia)y lo hicieron asesinar en el castillo de Berkeley en una de la formas que obviamente debe ser la viva pesadilla de cualquier gay. Genghis Khan, gran señor de las estepas, consideraba muestra de debilidad en un hombre el hecho que prefiriese a los de su mismo sexo, y no permitía el menor asomo de homosexualismo en sus tropas. Varios gays que tuvieron la sal de ser pescados in fragantis fueron eliminados de la forma más aparatosa posible por el invencible Temudjin.
En el siglo XV, el heroico príncipe transilvano Vladimir Drácula "El Empalador" adquirió un odio fabuloso contra los gays después que estando cautivo como adolescente en el harén del sultán otomano Mehmet II, donde su hermano menor se vio convertido en chico de placer. Drácula no solo se negó a perdonar a los turcos por la desviación de su hermano, sino que gozaba empalando homosexuales-ya fueran rumanos, turcos o húngaros-porque los consideraba tan lacra social como las meretrices, mendigos o pillos. Esta homofobia indudablemente manchó el buen récord de gobernante probo que dejó el apuesto Drácula, quien sigue siendo venerado en su patria como un gran prócer.
Felipe IV de Francia, rey a quien conocemos como El Bello, llevó su odio hacia los homosexuales a un nivel extremo cuando se metió en un pleito de padre y señor nuestro con el papa de turno, Bonifacio VIII. Aunque la rebatiña originalmente fue por dinero, Felipe aprovechó para humillar al papa mandándolo a azotar en las posaderas con Guillermo Nogaret, quien a la hora de la tunda llamó al pontífice cualquier improperio que se imaginen alusivo a su preferencia sexual. Jan III Sobiesky, el buen rey polaco quien salvó a los Habsburgo en 1683 al verse en Viena asediada por los otomanos, era otro que expresaba aborrecimiento hacia los gays. Una vez dijo,"Uno debe ser mentecato de gran monta para querer tocar a alguien que tiene lo mismo que uno anda puesto…y desdeñe a una mujer!"
El gran monarca mugalo de la India Aurangzeb, musulmán hasta el fanatismo, se horrorizaba ante la idea que alguien en su corte practicara el homosexualismo, y en varias ocasiones hizo decapitar a esclavos que preferían a los hombres. El noble francés Enrique de Guisa, llamado el Duque Acuchillado, a cada rato le enrostraba al monarca galo Enrique III su preferencia por los machos, llamándole por los nombres más indecentes posibles. No es de extrañarse que Enrique III de Valois, acumulando odio político con los insultos recibidos, hiciera guiso de sangre del pobre Guisa.
Luis XIV, llamado el Rey Sol, fue otro monarca galo que no tuvo mucha tolerancia para los gays, a pesar de que tenía uno en casa: su propio hermano Felipe de Orléans. Aparte de Felipe, el fastuoso y machazo Luis XIV aborrecía a los gays, y en varias ocasiones hizo que le cortaran orejas o narices a lo que él llamaba "Les cochons sodomites."(Nota:en francés cochon es cerdo, para no confundirse con el término vulgar con que designamos a los gays en Nicaragua!).
Shaka Zulu, gran unificador de su nación y el monarca guerrero por excelencia, no toleraba un solo amaneramiento entre sus tropas, y cuando uno de sus guerreros del Fasimba(régimen élite que eran sus escoltas) fue encontrado en caricias con un adolescente de 12 añitos, Shaka los hizo ejecutar a ambos por "tamaña deshonra."La reina inglesa Victoria fue otra homófoba de cuidado gracias a su hipocresía y pudibundez, y fue durante su reino que se llevó a cabo el asqueroso juicio contra el genial Oscar Wilde, quien fue sentenciado a prisión por sus preferencias sexuales.
En el siglo XX, uno de los grandes genocidas fue un homófobo consuetudinario y con su itinerario: Adolfo Hitler. Este chacal, a pesar de que él mismo solía besar efusivamente a Albert Speer o Hermann Goering, hizo que todos los gays a su alcance fueran remitidos a los campos de concentración y distinguidos de los otros presos con símbolos y colores propios. José Stalin sanguinolento sucesor de Lenin en lo que fue la Unión Soviética, también persiguió a los gays. Entre los gringos más homófobos de la historia figuran los escritores William Faulkner y Ernest Hemingway, quienes se consideraban tan ejemplares protomachos que gustaban de pegarle a los miembros del "Tercer sexo." Para colmo, el rey del rock Elvis Presley fue otra figura famosa que odió tanto a los gays que especificaba en sus clasificados cuando buscaba personal que jamás se le apareciera solicitando trabajo uno de ellos.
Es indudable que a lo largo de la historia, la intolerancia hacia los que tienen el gusto por su propio sexo ha sido un cáncer que ha carcomido todo tipo de sociedades. Sin embargo, a todos estos personajes que han odiado a los gays no los podemos exhumar para darles una azotaína o echarles presos por su opinión. Caeríamos en la misma intolerancia que tanto denunciamos, no?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
mientras haya coherencia en este mundo, siempre habrá personas que aborrezcamos a los maricas.
ResponderEliminar