Si caminamos hacia el sol dejamos las sombras detrás

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lo dijo William Wallace

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Ing.Adolfo Urrutia y Cecilia,2005

domingo, 14 de febrero de 2010

Victoria Woodhull


Cuando una Meretriz...Quiso ser mandamás!

Un 23 de septiembre de 1838 vino al mundo una de las mujeres más controversiales de la historia: Victoria Claflin Woodhull, la norteamericana que quiso ver si era posible repetir en su destino el salto gigantesco de meretriz a mandamás que ya antes habían dado en la historia la bizantina Theodora al casarse con Justiniano y la báltica Martha Skavronskaya al convertirse en la zarina Catalina I por su matrimonio con Pedro El Grande. Victoria, quien no estaba destinada a casarse con monarca alguno, debería de contar con el voto popular para poder tener acceso al poder. Cuando esta audaz mujer se perfiló como la primera candadita hembra al taburete de presidente de los Estados Unidos, los adversarios le tuvieron tanto miedo a que decidieron quitársela de encima sacando a bailar los trapos sucios en una de las contiendas electorales más sucias y vergonzantes de todos los tiempos.
Nacida en el seno de una familia pobre, Rubén, su padre se ganaba la vida pobremente y la madre de Victoria era supersticiosa y malhumorada, a tal punto que era considerada por algunos vecinos casi como loca de atar. Tres hermanitos de Victoria murieron en la infancia y la familia Claflin prefería asistirse de curanderos y no de médicos formales. En 1853 Victoria, quien llegó a ser una hermosísima mujer, se casó con el Dr. Canning Woodhull, de quien algunos dicen que era un abominable libertino que le pegaba a su mujer, mientras que otros afirman que era un marido común y corriente, incluso hasta considerado...El carácter de Victoria no ayudaba a convertirla en la esposa abnegada y sumisa que el doctor deseaba, aunque tuvieron 2 hijos-Byron, nacido en 1854 y quien acabó siendo anormal tras una caída en la cual se golpeó el cráneo, y Zulu Maud, niña nacida en 1861 y destinada a ser el consuelo de la vejez de Victoria. Victoria afirmaba que el espíritu del gran orador Demóstenes le visitaba ataviado en una toga semitransparente a través de la cual se adivinaban sus menudencias, y le guiaba para tomar decisiones importantes. Una hermana mayor de una actriz convenció a Victoria y a su hermana menor Tennessee para que incursionaran en el campo del espiritismo y dieran conferencias. Las audaces hermanas se dirigieron a auditorios en los cuales se incluían personajes tan célebres como el periodista Horace Greeley, el escritor James Fenimore Cooper y otras luminarias de aquel entonces. Mientras andaban presentándose como clarividentes, Victoria arrastraba consigo en numerosas ocasiones a su beodísimo marido, y enfurecidas gentes llegaron a acusar a Victoria y a Tennessee de ejercer la prostitución. En varias ocasiones casi fueron a dormir tras las rejas, escapando de los sitios donde eran acusadas por pequeñísimos márgenes.
En la ciudad de San Luis, Victoria conoció al amor de su vida: el coronel James Harvey Blood. Era un hombre que comulgaba con los atrevidos conceptos de Victoria en cuanto al amor libre, las reformas sociales, la emancipación femenina y la contracepción. El petit probleme para un affaire público entre Victoria y Blood era que el veterano héroe de la Guerra deSecesión estaba casado y era el padre de dos hijos. Blood siguió a Victoria como su amante hasta Chicago, sin importarle la compañía constante del siempre ebrio doctor Woodhull, marido de Victoria. El escándalo acabó en divorcio tanto para Victoria como para Blood. Victoria y su hermana encontraron un gran benefactor en el Comodoro Cornelio Vanderbilt, un multimiilonario y libidinoso vejete que acabó siendo amante de Tennessee y protector de Victoria. Vanderbilt cayó en las garras de las hermanas gracias a su creencia en el espiritismo y la ansiedad de buscar una fórmula para vivir eternamente. Estuvo tan agradecido de los servicios de las dos mujeres que las instaló como corredoras de la bolsa , y ellas, utilizando los consejos del viejo zorro, lograron hacerse de sus buenos billetes. En una época en que las mujeres no podían votar salvo en el territorio de Wyoming y la emancipación aún era un sueño erótico sin futuro, Victoria quiso ser candidata a la presidencia de los Estados Unidos. Dos hombres ayudaron a Victoria en su candidatura: su amante el coronel Blood y el barbudo Stephen Pearl Andrews, una anarquista sesudo. Andrews ya había escapado de ser linchado en Houston por ser abolicionista antes de que eso estuviera de moda, era un gran linguista y muchos dicen que estaba más loco que una cabra que almorzó con hongos alucinógenos.
Para iniciar la campaña de Victoria se publicaron artículos en el New York Herald abogando por gobierno e idioma universal, con la firma de Victoria, aunque habían sido escritos por sus asesores. Cuando Victoria ya no contó con la colaboración de la prensa neoyorkina, dispuso del capital acumulado para publicar su propio periódico que apareció el 14 de mayo de 1870. Victoria además luchaba por el voto libre para las mujeres, medidas anticonceptivas para evitar la mortalidad materna y un gobierno por el pueblo para el pueblo. Los sectores más conservadores de la sociedad estaban con los pelos de punta. En una ocasión el mesero del fino restaurante Delmonico se negó a servirla por no estar acompañada de un macho de la especie. Victoria se adhirió a la 12ma sección de la Asociación Internacional de Trabajadores organizada por el judío Carlos Marx en 1864. Los ataques contra su candidatura cada vez se hicieron más virulentos. Se publicaron oprobios en contra de ella en diversos medios y al no poder luchar contra su plan de gobierno, los detractores decidieron atacarla en el plano personal. Se le atribuyó el haber practicado cualquier cantidad y tipo de aberraciones sexuales. Hasta la madre de Victoria, Roxana Claflin, la atacó en público afirmando que su hija era una adúltera cochina que había dejado a un buen esposo, llevándolo al alcoholismo por ser la amante del coronel Blood. La histérica madre de Victoria llevó al coronel Blood a la policía acusándole de agresión física, cosa incierta aunque Blood una vez la amenazó con sopapearla si seguía neciando. Posteriormente, cuando Victoria se echó de amante en medio de grandes escándalos a un tal Tilton que también era hombre comprometido, su popularidad comenzó a decrecer. Tilton acabó abandonándola, y cuando Victoria llegó a los 38 años decidió que nos seguiría siendo la discípula de Demóstenes y anunció que seguiría a Cristo. Al morir Cornelius Vanderbilt, Victoria logró extricar de sus herederos una suma gruesa que le permitió irse a Londres, dejando atrás carrera política destruida y un hogar roto. Una vez en Londres, alquiló una lujosa residencia uy quiso seguir carrera de conferenciante. En medio de una conferencia conoció a John Biddulph Martin, hijo de una linajudo inglés. Tres años menor que Victoria, John sería su último esposo. El pasado parecía perseguir a Victoria, quien hizo todo lo posible para borrar sus escandalosos antecedentes. Venciendo la oposición de los padres de John, Victoria se casó con él un 31 de octubre de 1883. John tendría bastante faena teniendo que defender a su esposa en años posteriores a la boda, y entre las demandas judiciales por difamación que el pobre inglés habría de entablar se incluye una contra el Museo Británico cuyo juicio duraría 5 años.A los 56 años de edad, John se enfermó.Murió el 20 de marzo de 1897. Victoria heredó de él una gruesa fortuna.Al morir Victoria, un 9 de junio de 1927, dejó chineada de reales a su hija Zulu Maud.

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