Si caminamos hacia el sol dejamos las sombras detrás

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lo dijo William Wallace

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Ing.Adolfo Urrutia y Cecilia,2005

jueves, 11 de febrero de 2010

Los discapacitados de la historia


LOS VALIOSÍSIMOS DISCAPACITADOS DE LA HISTORIA

Tullidos, patulecos, ceguetas, mochos, mancos, tapias, cotos, tuertos, muditos. Esos y otros peyorativos usan los que se creen perfectos para denigrarnos a los que tenemos algún defecto que nos coloca en la categoría de discapacitados. Y digo nos porque desde unos meses atrás, al haber perdido temporalmente el pleno uso de mi pierna izquierda, ya he saboreado suficientes discriminaciones e insultos porque "una patuleca no se ve bien" o "mejor que se vaya a descansar a la camita".Sin embargo, tengo el inmenso honor de haber entrado en la misma clasificación que grandes de la historia para quienes un problema físico no fue impedimento para llegar a la inmortalidad.
Algunos de los más brillante personajes han carecido del sentido de la vista. Si nos vamos a la antigüedad, pocos escritores con visión 20-20 se pueden comparar con el fabuloso griego Homero, quien nos legó dos de las más grandes obras de todos los tiempos: La Ilíada y La Odisea. Otro celebérrimo y valiente ciego fue nada menos que el gallardo monarca Juan de Bohemia, quien a pesar de no ver nada, quiso estar en la Batalla de Crécy al lado de sus tropas. Este héroe de la Guerra de Cien Años pidió a sus caballeros que lo guiarán hacia el frente del combate, y ahí murió en el 26 de agosto de1346. Siendo uno de los ejemplos más valiosos de coraje e hidalguía. Fue tan respetado que incluso el rey Eduardo III de Inglaterra y su hijo el Príncipe Negro-quienes peleaban en el bando contrario-asistieron llorosos a sus funerales.
El gran compositor inglés de tendencia impresionista también acabó sus días ciego, a como le sucediera al genial pintor galo Edgard Dégas hacia el fin de su existencia. El ser no vidente a causa de una fiebre que le atacó en su tercer año de vida no fue impedimento para que el gran compositor español Joaquín Rodrigo compusiera el bellísimo Concierto de Aranjuez, y cuando yo tuve el inmenso placer de conocerle en la década de los 80 en Madrid, era obvio que el jovial músico se las desempeñaba de maravilla leyendo Braille y "viendo" con sus sensibles manos. Una de las historias más felices es la de Helen Keller, la norteamericana que perdió su vista y oído después de una enfermedad que casi la mata cuando tenía apenas 19 meses de existencia. La Keller, nacida en 1880, fue entrenada por Anne Sullivan, quien le enseñó a escribir, hablar y leer. En 1904 Keller obtuvo su diploma universitario y dedicándose a escribir, cosechó miles de fans.
En la actualidad, no videntes como Stevie Wonder y le bella Crystal continúan colocando éxitos en el hit parade como ejemplos inspiradores para los que han perdido la vista. La pérdida de un ojo no fue desastre para el mayor poeta lusitano, Luis Vaz de Camoens. El autor de Os Lusiadas perdió un ojo en combate contra los moros, y usando un parche de fieltro negro sobre la cuenca ocular vacía, pudo escribir grandes obras y conquistar a docenas de mujeres, quienes lo encontraban sencillamente irresistible. Moshe Dayán, el general judío quien le enseñó con cuántas papas se hace un guiso a los árabes tras la fundación del estado de Israel, también usaba un seductor parche negro sobre el ojo faltante, pero con el ojo que le quedaba era obvio que se las ingeniaba muy bien para ser uno de los militares más carismáticos de la historia.
La falta de una mano o un brazo no ha sido escollo para la genialidad. Miguel de Cervantes y Saavedra participó en 1571 en la Batalla de Lepanto contra los turcos, y ahí perdió el uso de una mano, por lo cual se le apodó el Manco de Lepanto. Sin embargo, esta mano inutilizada jamás estorbó en la producción de obras como La Vida Breve o el legendario Don Quijote. El pianista Paul Wittgenstein perdió su brazo derecho en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo no se retiró como concertista. Su nueva condición incluso inspiró al gran compositor francés Mauricio Ravel a tal punto que le compuso a la medida el famoso Concierto Para La Mano Izquierda.
La sordera no ha sido obstáculo para que grandes genios de la música desarrollen sus actividades. Tanto el compositor boheio Bédrich Smétana (autor de El Moldavia y La Novia Vendida) como el francés Gabriel Fauré(un genuino filigranista de la canción) acabaron sus días sordos. Resulta curioso que a la sordera completa le debemos el hecho de que Luis Van Beethoven haya llegado a ser tan fenomenal compositor. Antes de perder su sentido auditivo este germano era un gran pianista, pero como compositor no levantaba demasiado vuelo todavía. Cuando la sordera lo dejó fuera del campo del concertista, se dedicó a escuchar sus grandes obras en su cabeza, y luego las plasmó en el pentagrama para delicia de todos. Quizás si Beethoven no hubiera quedado sordo, su energía se hubiera desperdiciado en ser concertista nomás. La sordera de Mabel, la adorada esposa del inventor del teléfono (Alexander Graham Bell) fue lo que acercó al padre del teléfono a ella, ya que Bell primero fue maestro de sordomudos. Bell y su Mabel fueron obscenamente felices a pesar de la sordera de ella.
Timur Lang, conocido como Tamerlán, fue uno de los guerreros más feroces de la historia. En lengua tártara, su nombre significa el Cojo. Timur era renco de un pie nomás, pero eso no le impidió ser un gran conquistador y echar preso en 1402 en la batalla de Angora al gran sultán otomano Bayaceto El Rayo. El monarca italiano Vittorio Amadeo III de Saboya se vio remitido a silla de ruedas en sus últimos años, mientras que el famoso poeta hindú Alí Sahk jamás pudo caminar después de un ataque de polio a los 19 años de edad. Alexandra de Hesse, última zarina de Rusia por ser la consorte del pusilánime Nicolás II Romanov, a menudo andaba en silla de ruedas debido a que padecía de violentos ataques de ciática.
Lo mejor del caso es que uno de los mejores presidentes de Estados Unidos fue un hombre que no podía dar más de cien pasos seguidos sin caer en su silla de ruedas: Franklin Delano Roosevelt. Minusválido desde que a los 39 años le dio polio, FDR nunca perdió su alta disposición hacia el trabajo ni su vigorosa líbido, y desde su silla de ruedas logró ser reelecto 3 veces y conducir al país lejos de la espantosa depresión de los años 30. En resumen, FDR hizo desde su silla de ruedas mil cosas mejores que todos los presidentes gringos con piernas hábiles puestos juntos!
Una de las grandes ironías del destino fue que el gran maratonista etíope Abebe Bikila, ganador en dos ocasiones del maratón en los Juegos Olímpicos de Roma y Tokyo, acabó en una silla de ruedas tras un aparatoso accidente. Aún después de haber perdido su movilidad, Bikila siguió siendo una fuente inagotable de buenos consejos para deportistas. Frida Kahlo, máxima pintora latinoamericana, quizás no hubiera alcanzado la grandeza sin sus espantosos padecimientos físicos. Esta valiente judía mejicana desde su silla de ruedas nos dio una deliciosa y colorida lección de coraje, optimismo y genialidad, plasmando en sus lienzos verdades que muchas veces preferimos ignorar. En la actualidad, la gran popularidad de Roberto Carlos del Brasil nos muestra que aunque una pierna sea artificial, el talento y el carisma saltan por encima de minucias semejantes. La silla de ruedas tampoco fue impedimento para que el gran poeta esteliano Ciro Molina luciera sus grandes dotes con la pluma, aunque no faltaron aquellos que lo discriminaron.

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