jueves, 11 de febrero de 2010
Adolfo Hitler
LADYKILLER POR EXCELENCIA: ADOLFO HITLER
Una de las figuras más odiadas de la historia es in¬dudablemente el austríaco Adolfo Hitler, quien causó la muerte no solo de más de 6 millones de judíos, sino que también causó una devastación en Eu¬ropa a como no se dio en todas las guerras anteriores puestas juntas. Sin embargo, aunque haya sido un ma-sacrador sobresaliente, nadie le puede dejar de rendir el charro que como político logró ascender vertiginosamente hasta ser considerado, muy a pesar de muchos, como un genuino estadista. Lo que muchos no saben es que Hitler fue un genuino matahembras, ya que muchas de ellas optaron por el suicidio tras haber retozado con él.
Hitler vine al mundo en Braunau, Austria un 20 de abril de 1889 en el seno de una familia dysfuncional. Su pa¬pá Alois era un agrio resentido social debido a que ha¬bía sido engendrado fuera de matrimonio por su madre Ana Maria Schicklgruber cuando ésta, siendo una sir¬vienta irresponsable y golosa, había sido preñada por el hijo de su patrón. Toda la amargura de haber sido un bastardo que pasó penurias y pobreza porque el hijo del patrón (por cierto judío y acaudalado) no lo quiso recono¬cer, Alois era un padre odioso y regañón. Karla, su ma¬dre, era una pobre pusilánime que de los siete hijos que manufacturó con el chinchintorro Alois, 4 murieron pre¬maturamente, otro era débil mental y uno de ellos era completamente idiota, por lo cual lo mantenían oculto para evitar bochornos. De muchacho, Hitler era pleitis¬to y soñaba con ser un gran pintor.
En dos ocasiones lo suspendieron en exámenes de primer ingreso a la Aca-demia de Bellas Artes en Viena, y tras dejar el hogar an¬duvo posando en cuartos infestados de chinches y ra¬tas para huir del servicio militar. Se mantenía escasa-mente haciendo grabados, copias de cuadros y carteles publicitarios. Al estallar la primera guerra mundial, Hitler se sumó a un regimiento de infantería bávaro y perdió el miedo a las armas, destacándose en acciones béli¬cas hasta el punto do ser condecorado dos veces con la Cruz de Hierro. En 1920 se incorporó al Partido del Trabajo alemán y pronto lo convirtió en una organiza¬ción paramilitar. Un 8 de noviembre de 1923 le dio por incitar al gobierne bávaro a rebelarse contra la repúbli¬ca de Weimar, y esto lo aterrizó con una condena de 5 años en la cárcel, donde humeando de ira, escribió su famoso libro Mein Kampf (Mi Lucha), el cual luego sería como biblia para los nazis.
Hitler tras salir de la cárcel recuperó el tiempo perdido a como mejor pudo, y aprovechando el estado piltrafoso en que quedó Alemania tras la sopapeada que le pe¬garon los Aliados en Ia Primera Guerra Mundial, Hitler usó su hipnotizante retórica y gran carisma para ganar terreno político, y para 1933 fue nombrado canciller.
Una vez ejerciendo sus funciones, eliminó a sus adversarios¬ políticos y fundó su propio ejército de camisas pardas (unos 100 mil adeptos) y el 30 de abril de 1934 urdió la sangrienta matanza de La Noche de los Cuchi¬lIos Largos que tanto daño y llanto causó a los judíos. U¬na vez de mandamás de Alemania, comenzó abierta¬mente su política antisemita, le puso precio a la cabeza de grandes judíos come Einstein (quien se vio obligado a huir a Estados Unidos) y el 1o. de septiembre de 1939 envió sus tropas a cruzar la frontera polaca. Hitler ocu¬pó Renania, se comió los Sudetes checoslovacos y así desató la segunda guerra mundial. Para 1944, falIó un complot de asesinato contra el Führer y Hitler se rego¬deó en recetarles muertes lentas y penosas a los cons¬piradores: los colgaron con cuerdas de piano y se los reanimaba con agua helada cuando ya parecían estar muriendo En 1945 ya Hitler se percataba que su Impe¬rio de los Mil Años mediante el cual pensaba someter al mundo se le caía a pedazos. Hitler entonces come buen cobarde hizo operación cusuco y se metió a su bunker debajo de la cancillería, donde después de casarse con su concubina Eva Braun, se suicidó un 30 do abril. Cuan¬do encentraron su cadáver chamuscado, descubrieron que el Führer solo tenía un testículo.
Sobre Hitler se han tejido toda suerte de leyendas. Se cree que su odio por los judíos se debía a que su abue¬lita materna fue burlada por uno de ellos, y Hitler era 1/4 judío. El gran amor de la vida de Hitler fue Angela Ge¬li Raubal, la hija de una hermanastra a quien la llama¬ba “adorada sobrinita”. Básicamente heterosexual, aun¬que afirman algunos que lo vieron besuqueándose apasio-nadamente con Albert Speer y otros oficiales nazis, Hi¬tIer no resultaba demasiado atractivo físicamente, pero el poder que fue adquiriendo luego resultó buen afrodi¬síaco. Hitler ya contaba con 40 años cuando se hizo cargo de Geli, a quien convirtió en su amante. La cela¬ba hasta del airo, y la forzaba a posar desnuda en las poses más obscenas imaginables. Geli también era regularmente azotada y sometida a toda suerte de prácticas sadomasoquistas, y ella se vengó de su protector siéndole infiel con su chofer (Emil Maurice) y varios es¬coltas de su “tío’.En 1931 Geli no soportó más su jaula de oro y utilizando la pistola de Hitler se dio un tiro di¬rectamente en el corazón. EI impacto sobre Hitler fue tan grande que había que vigilarlo para que no se sui¬cidara, tan deprimido quedó por el suicidio de Geli.
Tras la muerte de Goli, Hitler conoció a Renate Muller, una menuda y linda chela que era una de las más populares actrices alemanas. Renate se hizo amante de Hitler pero en 1937, suspendió sus relaciones y en oc¬tubre de ese año, Renate se Ianzó desde la ventana de su apartamento 12 metros hacia el vacío en un aparen¬te suicidio. Otros creen que Hitler, descubriendo que tenía amores con un judío, la hizo defenestrar. En 1939 la inglesa Unity Mitford se suicidó mediante un tiro tras una riña con el Führer. Vegetó por 9 años con una bala alojada en el cerebro. Antes de ella, Suzi Liptauer se ahorcó tras una cita nocturna con Hitler y Maria Rel¬ter, apodada Mimi, quiso hacer lo mismo pero logró so¬brevivir casi de milagro a su roce con la muerte.
Marle¬ne Dietrich, una de las mujeres más seductoras de la historia y famosa come actriz en la Alemania Hitleriana, le cantó un estruendoso no al Führer cuando Hitler quiso seducirla, y su rabia fue tan grande que se exilió en Estados Unidos, desde donde enfureció aún más al chacal cuando fue a divertir a las tropas de los Aliados.
Eva Braun era una conocida actriz de medidas perfectas pero un cero a la izquierda intelectualmente hablan¬do cuando Hitler se prendó de ella. Hitler era 23 años mayor que ella, y ya desde 1932 tenían relaciones. Pa¬ra colmo la pobre Eva había nacido con un defecto congénito quo consistía en proporciones anormalmente pequeñas de sus menudencias, y Hitler la obligó a so¬meterse a largas y dolorosas intervenciones quirúrgicas para que ella lo pudiera complacer. Una vez que Eva ya estuvo apta, el ginecólogo que la operó fue ‘silenciado” en un raro accidente automovilístico. Eva pasó muchos años como amante cómoda, sin protestar aún a sa¬biendas quo su hombre andaba con otras. Eva afirmaba que se sentía frustrada a veces, pero no dudó en casar¬se con Hitler cuando ya la guerra la perdía la Alemania nazi. Encerrada junto a su Führer en el bunker, Eva Braun contrajo nupcias con Hitler un 29 de abril de 1945. Al día siguiente, cumpliendo el pacto de suicidio convenido con su amado, se tragó una buena dosis de cianuro y murió. Para entonces ya Hitler optó por darse un tiro.
Los médicos soviéticos que analizaron el cadáver de Hitler se toparon con una gran sorpresa al descubrir que en el escroto solamente existía un testículo. Hitler durante toda su vida tuvo muchas relaciones sexuales, pero nunca mujer alguna salió preñada de él. El matrimonio entre Klara y Alois Hitler, sus padres, era una endogamia, y tuve que ob¬tenerse una dispensa papal para poderse celebrar. Hitler siempre pensó que su sangre estaba contaminada, y solía aplicarse sanguijuelas para purificarla. Hitler además era fácil presa de charlatanes que le ofrecían conservar su salud y vigor sexual hasta una vejez avanzada. Consultaba a menudo el horóscopo y creía cualquier predicción que le hi¬cieran brujas o astrólogos. Hitler con su carácter dominan¬te exigía total sumisión de quienes le rodeaban, y tras el atentado fallido en su contra en 1944, se volvió aún más neurótico y exigente. Entre sus admiradores el Führer con¬taba al ex rey inglés Eduardo VIII y su esposa Wallis, quie¬nes albergaban secretas esperanzas de que si Hitler triunfaba en la segunda guerra mundial, quizás podría restituir¬lo al trono a Eduardo. Un gran poder de persuasión era uno de los grandes dones de este criminal, ya que logró ador¬mecer a los alemanes para que lo siguieran en uno de los episodios más espeluznantes de la historia.
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