domingo, 14 de febrero de 2010
FELIPE V EL CACHONDO
EL ANIMOSISIMO FELIPE V DE ESPAÑA
Hace poco, un español llamado Ibrahim que fue mi compañero de clases en París me escribió un e-mail protestando que nunca me ocupaba en esta columna(la cual él lee asiduamente allá en Madrid)de los reyes más pintorescos de España. Pues en respuesta a esa cariñosa guiñadita de chaqueta, opté por recordar a nada menos que a Felipe V de Borbón, el primero de su dinastía en sentarse en el taburete real de España cuando se acabó el mangoneo de los Habsburgo.
Felipe de Borbón, nacido en 1683 en Francia como nieto del imponente Rey Sol Luis XIV, también era sobrino- nieto de Carlos II-el deforme, impotente y tarado monarca con el cual quedó finiquitada la dinastía de los Habsburgo en España-dado que su abuelita, la dócil Ma. Teresa que fue esposa de Luis XIV, había sido medio hermana de Carlos. Al morir en 1700 el guiñapo humano que era Carlos II, dejó su trono a los Borbones, quizás tomando en cuenta que su primera esposa fue Luisita de Orléans. Siendo nieto del lujurioso Luis XIV era de esperar que Felipe hubiera heredado la prodigiosa líbido de los Borbones, entre los cuales se encontraron donjuanes y sátiros de cuidado como Enrique IV, Felipe de Orléans el Regente y otros zanganetes. De su madre, quien procedía de la dinastía Wittelsbach, habría de heredar la tendencia hacia la melancolía y gusto por las rarencias. Siendo un segundo hijo, había sido entrenado para ser piadoso y dócil...o sea, nunca se imaginó acabar de rey alguna vez.
Llegando a la adolescencia, Felipe sintió que las hormonas le jugaban una mala pasada. Reñido con su gran piedad católica estaba el llamado de Príapo, y tras vigorosas sesiones de ipsación Felipe pasaba horas de rodillas rezando y llorando.
En 1700, cuando murió su tarado tío- abuelo en España,Luis XIV lo implantó como monarc.Acto seguido,se da una pavorosa guerra de sucesión pues el austríaco archiduque Carlos quiere montarse al trono también. Fue en 1707 que Felipe capturó de nuevo Aragón, y debido a su vehemencia en guiar las tropas fue que le apodaron "El Animoso." Posteriormente, al descubrir que Felipe no podía pasarse el día sin deporte erótico, le llamarían "El Animosísimo y Cachondísimo." Cuando el emperador austríaco muere en 1711 y el rival de Felipe pasa a ser el emperador Carlos VI, la cosa se aplaca para Felipe y en 1713 mediante el Tratado de Utrecht Felipe se ve reconocido mundialmente como legítimo soberano de España.
Felipe habría de pasarse su vida corriendo del lecho de amor a su confesor debido a sus urgencias sexuales. Cuando lo habían casado en 1702, su consorte tenía apenas catorce años de edad, y era María Luisa de Saboya(nacida en 1688 y muerta en 1714 tras agotarse con tanto parto.) Para darle una dura lección, Ma. Luisa lo tuvo dos noches esperando antes de consumar el matrimonio. Ma. Luisa trataba de divertirlo jugando al cero escondido, pero Felipe se las ingeniaba para aterrizarla en la cama todas las veces que pudiera. Poco después de la boda, Felipe tuvo que irse de campaña a Italia y la separación de su mujercita le supo a diablos. Pero se negó a tomar una amante a pesar de que le urgía desahogar sus pasiones. Una vez de regreso en España, exigía la presencia de su esposa a cada minuto del día y para evitar contratiempos, le exigió a su mujer que cuando él fuera al retrete lo hiciera ella también, haciendo sincronizar sus funciones corporales para que no estorbaran a la hora que Eros llamara. Tras 4 embarazos y dos abortos espontáneos, Ma. Luisa estaba más gastada que chancleta de pobre. Ma. Luisa debía pasar consulta sin que el galeno la tocara pues la etiqueta y el rabiosamente celoso rey prohibían que el médico tocara a la reina. Felipe no se apartaba de su lado, y apenas el médico se iba, Felipe se metía en la cama para gozar de su moribunda antes que se le muriera y le tocara practicar la necrofilia. El doctor le había prohibido cumplir con sus deberes de esposa a Ma. Luisa, pero Felipe gruñía y lloraba y acababa copulando con ella dando gritos. Cuando la pobre mujer se murió, en 1714, Felipe hacía cosa de dos horas que había gozado del último coito con ella. Cuentan las malas lenguas y la mía sumándose a la marcha que solo la intervención de algunos cortesanos evitó que Felipe gozara de ella una última vez antes que cerraran la tapa del ataúd.
El viudo lloró a su mujer, se encerró en su palacio de Medina Coeli, pero casi de inmedito comenzó a buscar nueva esposa porque ullaba que no podía pecar buscando amante. Tras 7 meses de intensa búsqueda, le trajeron a la fea, esbelta y cara de piña Isabel Farnesio, una italiana nacida en Parma en 1692 y que viajaba con pasaporte de boba pero acabaría siendo el timón de la vida de Felipe. Isabel Farnesio apenas se casó con Felipe, procedio a subyugarlo sexualemente y a usar la adicción sexual de su marido como arma para dominarlo por completo. Lo conservó para sí misma, le hizo inaccesible y usó el sexo como medio para negociar y lograr que él le cumpliera hasta el más chiquit de los caprichos. Cuando Isabel se negaba a ir al lecho, Felipe gritaba, maldecía, aúllaba como lobo en celo y a veces hasta le pegaba a Isabel, quien se mantenía firme en sus trece hasta que él capitulaba. En 30 años de matrimonio, Felipe nunca se separaba de su esposa, la llevaba consigo de cacería y hasta en campañas militares como la de 1719. Los súbditos la odiaban, pero era indispensable para su esposo.Teniéndolo atado a sus enaguas, Isabel discriminó a los hijos habidos con la anterior esposa y se propuso a favorecer solamente a los suyos. Intrigó para lograr el trono de Nóples y Sicilia para su primogénito Carlos y los ducados de Parma y Piacenza para su segundo hijo, mientras que un tercer muchacho suyo se hizo arzobispo de Toledo con el correr del tiempo.
Felipe con el paso de los años cayó víctima de una inmensa depresión y una galopante melancolía, la cual era aliviada solamente por la voz encantadora de Farinelli, el famoso cantor operático que era eunuco. Favoreció a este gracioso y gentil italiano colmándole de regalos y bienes. Para 1717 Felipe ya casi estaba loco.Decía sentir un fuego que le consumía desde sus entrañas, se negó a cambiarse de ropa, y los piojos le navegaban por las asquerosas greñas. Su confesor no tenía descanso, y Felipe envejeció ostensiblemente. En 1724 Felipe V anunció que iba a abdicar a favor de su hijo mayor, Luis, quien pasó a ser brevemente Luis I de España. Sin embargo en agosto de 1724 su hijo de apenas 17 años pescó una viruela galopante y se murió en cuestión de diez días. Isabel Farnesio obligó a su maniático depresivo marido a retomar la corona. Otra vez en la primavera de 1727 tuvo colapso nervioso, tornándose agresivo hasta con Isabel y sus médicos. Aporreó a los galenos y a su mujer, cantaba a gritos y se mordía a sí mismo hasta sacarse sangre. No se dejaba cortar uñas, pelo o callos porque decía que lo querían matar por brujerías. No le permitían acceso a lápiz y papel por tmor a que quisiera abdicar. Tras ocho meses de locura, Felipe se recuperó brevemente. Pero en agosto de 1732 se sumió nuevamente en la cama, no quiso comer y no se cambió de ropa en 19 meses. Se negó en redondo a recibir a sus ministros y aunque en la Pascua de 1733 casi vuelve a la normalidad, Fernando, hijo de la primera esposa de Felipe, lo obligó a bañarse y rasurarse. Isabel, temiendo que su entenado tuviera ascendiente sobre su marido y le quitara mando a ella, prohibió la presencia del futuro Fernando VI y su esposa en círculos públicos. En 1738 Felipe volvió a ponerse loco como cabra indigesta con hongos, aullaba como lobo en noche de luna llena e Isabel evitaba lucirlo en público para que la gente no supiera lo desquiciado que estaba. El 9 de julio de 1746 una embolia puso fin a la alborotada y trágica vida del hombre a quien en España aún recuerdan como Felipe El Animoso...o El Cachondo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario