Si caminamos hacia el sol dejamos las sombras detrás

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lo dijo William Wallace

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Ing.Adolfo Urrutia y Cecilia,2005

domingo, 24 de enero de 2010

Marie Louise D´Orleans


Maria Luisa de Orleans. disoluta y glotona



A menudo solamente se suele mencionar Ia bulimia de Ia recordada
princesa Diana como único ejemplo de trastornos alimentarios entre
‘azules”(léase nobles y realeza), pero en Ia historia de Francia, una sobrina-nieta del fa¬buloso monarca Luis XIV figura entre las per¬sonas más trastornadas de Ia historia, Ilegando a ser considerada coma una genuina Messalina gala.
Todo comenzó mal cuando a Luis XIV se le ocurrió casar al único varón de su hermano homosexual Philippe con una hija bastarda que él tuvo como producto de sus retozos con Ia hermosa e intrigante Athenais de Montespán. El sobrino del Rey Sol debió obedecer a su regio tío casándose con su deforme y es¬puria prima, Francisca Maria, quien además de tener serios defectos físicas era egoísta, soberbia y haragana. Entre 1673 y 1716 Francisca Maria le parió a su esposo Felipe (futuro regente de Francia a Ia muerte del Rey Sol) 8 muchachos, estando entre esta numerosa prole María Luisa, quien nació en 1695. Fran¬cisca Maria nunca fue buena madre y se ne¬gó a tener nada que ver con las hijas que tuvo, alegando que para eso habían numerosas ayas y criadas. En manos de sirvientas mañosas, Ma. Luisa fue creciendo díscola, agresiva y caprichosa, encontrando consuelo en Ia comida excesiva como compensación a Ia falta de atenclón de su mamá. Felipe, el padre de Ma. Luisa, trató de compensar Ia falta de afecto siendo un padre divertido y cariñoso, pero ya el daño estaba hecho.
A los 6 años de edad, Ma. Luisa enfermó tan gravemente que los medicuchos que Ia aten¬dieron Ilegaron a darla par muerta. Arrecho ante la incornpetencia de los galenos, Felipe, quien era muy erudito, brillante y letrado, echó a los charlatanes del dormitorio de su hija y él mismo logró que Ma. Luisa recuperara su salud. Felipe personalmente guisó platos nutritivos, le consiguió leche de yegua y cuando la niña se recuperó, procedió a mimarla de forma pavorosa. A Ios 14 años, Ma. Luisa ya tenía su propia corte de damitas en el Palais Royal. Gastaba sumas astronómicas en cosméticos, perlas, trajes y perfumes, pero no era muy adicta al baño..Viéndole convertirse en una guapa adolescente, su mamá comenzó a buscarle un buen marido y fijó su ojos en Carlos, el Duque de Berry, nieto del Rey Sol. Luis XIV inicialmente objetó afirmando que si Ma.Luisa engordaba mucho podria carecer de capacidad reproductiva. Ma. Luisa entonces se sometió a una dieta tan rigurosa que bajó más de 30 libras en pocos meses, quedando más floja que una bolsa de agua. La esperada boda por fin se dio en julio de 1710 en Ia nueva capilla que Luis XIV ha¬bía construido en su hermoso Versalles. El día de Ia boda, Ma. Luisa se convenció una vez más que su madre era una desalmada. Francisca Maria le quiso arrebatar a su hija unos aretes de diamantes que Felipe le había obsequjado coma regalo de bodas.
Carlos, el marido de Ma. Luisa, era muy alegre pero obviamente carecía de grandes luces en Ia sesera. Sabía montar, cazar, despilfarrar dinero en Ia mesa de juegos y comer bien. Ma. Luisa Io odió a primera vista y no se abstenía de hacérselo saber. Luis XIV continuamente regañaba al joven matrimonio por sus perennes y aparatosas peleas, y en 1711 Ma. Luisa ya estaba pipona por fin. Las hormonas del embarazo le sacaron las peores pulgas a Ma. Luisa, quien solo vivía rezongando. Felipe se convirtió en casi Ia sombra de su hija, experimentando en Ia cocina con nuevos platos para poderla complacer. Las lenguas se desataron afirmando que entre Felipe y su hija había algo más que devoción filial. El chisme le llegó al rey, quien en un viaje exigió que Ma. Luisa fuera con él. A pesar que el médico prohibió ese viaje, Ma. Luisa debió obedecer, y tras un accidente en lancha, Ia niña que Ilevaba en el vientre nació muerta. Luis XIV se sintió bastante culpable y cambió en su actitud hacia ella. Posteriormente, Ma. Luisa no habría de tener buen resultado de ninguno de sus embarazos. Se dedicó a cultivar el talento por Ia música que heredó de su papá, y llegó a ser buena al clave, componiendo y cantando. También se dedicaba a Ia cacería, se convirtió en una ludópata y continuó comiendo como chancha. Carlos, su marido, no sabía qué hacer con ella. Sintió unos celos espantosos de su suegro, quien siempre estaba con ella. Carlos se involucró en un sórdido affaire con una mucama, y Ma. Luisa aprovechó para Ilevarse a Ia cama a un mozalbete de los establos, el Sr. de Ia Haye. Carlos se enfureció más de oír a su mujer hablar de Io bien dotada por Ia naturaleza que estaba su amante, y Ia amenazó con meterla a un convento si seguía de disoluta. El 26 de abril de 1714 Carlos se cayó de un caballo y se murió varios días más tarde. Ma. Luisa era una viuda embarazada de 18 años de edad. La niña que nació prematura solo vivió 12 horas.
Al morir Luis XIV en 1715, el papá de Ma. Luisa se convirtió en regente de Francia para mientras Luis XV crecía y pudiera asumir el trono.

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