Si caminamos hacia el sol dejamos las sombras detrás

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Ing.Adolfo Urrutia y Cecilia,2005

sábado, 23 de enero de 2010

padre e hijo peleando


LAS RELACIONES MÁS AGRIAS ENTRE
PADRE E HIJO

No existe ley del mundo que garantice que padre e hijo se lleven bien, aunque el nexo biológico sea innegable y el progenitor jamás pueda divorciarse del retoño. Ayer que en Nicaragua se celebró el Día del Padre en un país donde los progenitores muchas veces son ausentes, vamos a recordar algunas relaciones agrias que se dieron entre padres e hijos famosos de la historia.
Uno de los padres más desnaturalizados de la historia fue el zar ruso Iván el Terrible. Mató de una golpiza a su heredero durante una de sus tristemente célebres rabietas, y aunque lloró un mar de lágrimas al ver a su hijo en el lecho de muerte, ya el daño no admitía arrepentimiento. No sería solamente este incidente lo que mancharía el record del terrible Grozny.En otra ocasión le asestó tremenda patada en el vientre a su nuera embarazada, logrando que su nietecito muriera antes de nacer. De esta forma Iván el Terrible logró garantizarse que no hubiera heredero de su mala sangre para ocupar el trono tras su deceso. No sería Iván el único zar de Rusia que matara a su retoño.Pedro I el Grande no le pudo jamás perdonar a su hijo Alexis que fuera un fracaso y que se involucrara en un complot para robarle el trono. Pedro hizo encarcelar, torturar y luego eliminar a Alexis, quien de todas formas al parecer tenía planes similares para el autor de sus días.
Entre los otomanos, dos grandes sultanes cargan con la mácula de haber ultimado a sus propios hijos. Selim I Yavuz (El Adusto o El Excelente) tuvo varios varoncitos después de que su primera mujer le diera al glorioso Solimán, pero Selim, sabiendo que la ley dejada por su abuelo Mehmet II el Conquistador especificaba que todos los hermanos varones de un sultán debían ser eliminados al coronarse, le eliminó a su hijo Solimán el trago amargo de tener que acabar con sus hermanos por sí solo. Selim I llevó a sus otros hijos varones como Mohammed y Omar a sus campañas militares y los chicos perecieron gloriosamente en el campo de guerra. Solimán, una vez que fue ungido como sultán, habría de eliminar a dos de sus hijos antes de que quedara como heredero Selim II. Resulta que Solimán se enamoró perdidamente de una rusita intrigante llamada Roxelana (o Khurrem en turco, "la que siempre ríe"). Esta mujer intrigó contra el primogénito de Solimán (habido con la primera consorte) acusándole de conspirar contra su padre, y Solimán acabó ultimando a éste y otro chico más.
Felipe II de España es otro monarca que carga sobre sí la muerte de su propio hijo, y aunque esta acusación haga rabiar a algunos españoles, ni los dioses pueden cambiar el pasado, a como decía el sabio Agatón. El tarado primogénito de Felipe II era nada menos que Carlos, un chico repleto de anormalidades y crueldad hasta para regalar. Era habido con la primera esposa de Felipe II, la portuguesa María Manuela, pero cuando Felipe se casó con Isabel de Valois (su tercera esposa), la francesita se apiadó demasiado del entenado. Lo peor fue que Carlos estaba involucrado en conspiración contra su padre, y cuando el rey se dio cuenta lo hizo encarcelar. Una vez ahí lo envenenó con un gran pastelote. En la historia de Korea, uno de sus mejores monarcas acabó perdiendo la paciencia con su hijo loco.Yong acabó metiendo a su hijo Sado en un depósito de arroz y el príncipe ahí murió de inanición.
Aunque otros célebres tuvieron relaciones de amor/odio con sus hijos, el asesinato no llegó a consumarse. Federico Guillermo I de Prusia era un gordinflón diabético repleto de mala voluntad contra su hijo Federico (futuro Federico II El Grande)y no desperdiciaba oportunidad para sopapearlo y humillarlo. En una ocasión hasta ordenó su muerte, afortunadamente esto no se dio porque Prusia hubiera perdido a uno de los mejores gobernantes que tuvo. Jorge II de Inglaterra también concibió un odio irracional contra su heredero y primogénito Federico.Jorge II solía desearle la muerte a su propio hijo, y cuando su deseo se cumplió (Federico murió varios años antes que Jorge II estirase su propia pata), se quedó como cícala desarbolada pero solo porque ya no tenía a quien sacarle varios kilos de lágrimas.
Para muchos, Benjamín Franklin es el paradigma del hombre orquesta y ejemplar patriota estadounidense. Sin embargo, el mismo hombre a quien le debemos el pararrayos y los lentes bifocales no era demasiado amoroso con uno de sus hijos, a quien en ocasión de experimentar con la cometa y la tormenta eléctrica, puso a arriesgarse en medio del chaparrón mientras él se guarecía bajo un frondoso árbol. Afortunadamente, el hijo de Franklin no cayó fulminado por un rayo y como producto de este experimento al que lo obligó a hacer su papi tenemos el pararrayos.
Otro ícono de bondad y paz se ve completamente enlodado por su propia actitud como padre: Mohandas "Mahatma" Gandhi. Resulta que el gran padre de la resistencia no violenta era bastante violento con sus hijos y su esposa. Gandhi con sus sopapos y falta de atención logró que dos de sus hijos se descarriaran completamente, llegando uno de ellos a ser un gigoló y borracho consuetudinario.
No siempre fueron los hijos víctimas de los puños paternos. Hubo algunos retoños desnaturalizados que arremetieron contra sus progenitores, como en el caso de Guillermo el Conquistador, quien tuvo que enfrentarse a su propio hijo en el campo de batalla. Las riñas entre padre e hijo fueron abundantes en la línea Plantagenet de Inglaterra, y Enrique II se vio irrespetado por sus hijos Ricardo Corazón de León y Juan Sin Tierra cuando lo quisieron asesinar.
El cruel mugalo Aurangzeb hizo encarcelar a su propio padre Sha Jehan en 1558 para hacerse al trono, y Pedro El Severo de Portugal se alzó en armas contra su papá cuando Alfonso hizo asesinar a la tercera esposa de Pedro, Inés Pirez de Castro. El gran unificador Shaka Zulu odiaba con pasión a su irresponsable padre el rey Szenzangakona pero nunca osó asesinarlo, pero el zar Alejandro I de Rusia estaba bien enterado del complot para matar a su papá Pablo I pero no movió un dedo para evitar que su papi fuera ultimado en 1801

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