Si caminamos hacia el sol dejamos las sombras detrás

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lo dijo William Wallace

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Ing.Adolfo Urrutia y Cecilia,2005

sábado, 23 de enero de 2010

Crímenes POlíticos de la Historia


LOS CRIMENES POLITICOS MÁS SONADOS DE LA HISTORIA

Resulta espeluznante contabilizar cuántos estadistas, genios y caudillos valiosos de la historia universal se largaron de este valle de lágrimas con ayuda ajena, y en Nicaragua, donde se han dado asesinatos políticos contra figuras como Augusto Calderón Sandino, Somoza padre e hijo, Pedro Joaquín Chamorro y Benjamín Zeledón por mencionar solo un puñado, aún se acostumbra dejar este tipo de homicidio en el más absoluto misterio.
Despacharse a un enemigo político, así fuera el mismito monarca, no le quitaba el sueño a los egipcios, y como prueba de eso tenemos la muerte del adolescente Tutankhamon. Uno de los asesinatos políticos más atroces de la antiguedad fue el del granuja y general griego Alcibíades, quien hizo tantas torticerías contra los atenienses y espartanos que fue muy fácil disfrazar su muerte como una riña a machetazos a la salida de un burdel. En realidad, fue una espantosa "pasada de cuentas." El mismo suicidio de Sócrates al beberse la cicuta no fue por voluntad propia, sino que los corruptos políticos atenienses a quien el filósofo denunciaba lo obligaron a irse de este mundo.
La culpa del asesinato del rey macedonio Filipo II le cayó a su lujuriosa primera consorte Olympia, con quien el finado había manufacturado al espléndido Alejandro Magno. Otro de los asesinatos políticos más trascendentales de la era precristiana fue el del guapo pero perverso Julio César, primer gran mandamás de la época dorada de Roma.Más o menos quedó como pascón cuando en marzo del año 44 lo asesinaron en las gradas del senado, cumpliéndose así el refrán de quien a hierro mata a hierro muere. Sentado el precedente de que un césar podía ser eliminado del mapa, el asesinato político se instauró de una vez por todas en el imperio romano para despacharse a emperadores, nobles y sabios incómodos.
A lo largo de su cronología,el imperio vería asesinados a Tiberio (con una almohada para acabarlo tras un desmayo, ya que se había anunciado de antemano su muerte por achaques de viejo), Calígula (con puñaladas en las menudencias e incluyendo a su cuarta esposa Cesonia y la hijita de ambos), Claudio I El Historiador (envenenado con hongos por su quinta esposa Agrippina, quien luego fue ultimada por su hijo Nerón con una espada perforando su vientre), Galba (tras el suicidio de Nerón), Vitelio (ex prostituto glotón que fue llevado en un garfio hacia el Tíber), Domiciano (contando con la colaboración de su esposa), Cómmodo (en una bañera), Pertinax (un 28 de marzo de 193), Didio Juliano (un 2 de junio del 193, lo hallaron llorando y para acabarle el lloriqueo un tribuno lo mató en un inodoro),Heliogábalo (ahogado en una letrina), Severo Alejandro( un motín de tropas lo acabó en su tienda de campaña junto a su madre y unos amigos), Caracalla (quien antes había matado a su hermanito Geta en brazos de su madre), Maximino (eliminado por soldados en su tienda de campaña),Gordiano III(asesinado por sus tropas en plena campaña en Persia), Felipe el Arabe (asesinado por Decio en Verona en 249 de la era cristiana),Gallo(asesinado por sus soldados en 253), Emiliano(muerto por sus oficiales en 253), y el pobre Valeriano (capturado por el rey sasánida Shapur I, quien lo usó de taburete, luego lo torturó, peló y rellenó su piel de bosta de vaca para exhibirlo en un templo).
Entre los emperadores romanos que cometieron incontables homicidios figura Nerón, quien ordenó suicidarse a su ex teacher Séneca, y el gran líder judío Simón Bar Kochba fue asesinado por órdenes de Adriano. Claudio II hizo eliminar a San Valentín no tanto por odio al cristianismo, sino porque el santo lo antagonizaba políticamente al casar a soldados que según Claudio II iban mejor al frente de guerra sin dejar una esposa llorando en casa.
Tras la caída del imperio romano, Amalasuntha la reina de los ostrogodos fue eliminada por su propio primo-consorte Deodato, ahogándola en una tina. En la alborada del imperio Sasánida, Papak fue ultimado por su propio hermano Ardashir para quedarse éste con el trono, y más tarde en este mismo imperio Ormuz II fue derrocado y despachado al otro mundo por los nobles que no le perdonaron el ser justo con los pobres. La muerte de varios emperadores bizantinos-entre ellos Murzúfulo a quien lanzaron desde una alta columna-se debió a puros intereses políticos.
La Edad Media vio la muerte de Juana de Arco en la hoguera disfrazada como condena hacia una hereje, pero en realidad a los ingleses lo que los motivó para asar a la Doncella de Orléans fue que políticamente la mujer no les convenía tenerla viva. Otro santo medieval anteriormente había perdido la vida cuando 4 caballeros allegados al rey inglés Enrique II hicieron salpicón a Tomás A Becket, arzobispo de Canterbury. Para no perder la costumbre otro rey inglés de nombre Enrique (VIII Tudor) ejecutó a otro santo varón (Tomás Moro) por ser un oponente político demasiado formidable.
La costumbre de deshacerse del mandamás si éste perjudica a la clase adinerada se siguió dando por doquier, y el primer unificador del Japón Oda Nobunaga estaba tranquilamente orando en su templo budista cuando unos nobles le prendieron fuego a la capilla, quedando Oda carbonizado adentro. A Guillermo I El Silencioso de Holanda le costó caro el oponerse a las barbaridades que el muy católico Felipe II de España cometía en los Países Bajos, ya que este monarca español lo mandó a asesinar para callarlo de una vez por todas. Elizabeth Tudor La Reina Virgen de Inglaterra también hizo ejecutar a su atrevida prima María Estuardo de Escocia tras descubrir que la chela y libidinosa reina escocesa estaba fraguando una conspiración en contra de ella. Enrique III de Francia no solo asesinaría al famoso Enrique Duque de Guisa, sino que él mismo moriría con la barriga hecha pascón a manos de Jacques Clément en 1589.
Destinado a morir a manos de Ravaillac estaba el sucesor de Enrique III, Enrique IV, considerado por muchos como el mejor soberano que tuvo Francia. Uno de los reyes que más asesinatos políticos cometió fue el zar ruso Iván El Terrible, casi logrando exterminar a la clase adinerada de los boyardos. El odio del zar se debía a que su madre, Elena Glinski, fue eliminada por los nobles, y sospechaba Iván que su primera esposa Anastasia también fue envenenada por los mismos boyardos. Vladimir El Empalador Drácula fue otro caudillo cuya muerte fue producto de conspiraciones políticas. El mismo antes había ejecutado a varios nobles acusados de ser traidores. William Wallace, caudillo que luchó por la independencia de Escocia, fue ejecutado en 1305 por Eduardo I Pataslargas de Inglaterra. El rey Carlos I Estuardo fue decapitado también en el siglo XVII cuando a Oliverio Cromwell se le metió el antojo de deschincacar la monarquía inglesa.
Los crímenes políticos también se dieron entre los indígenas americanos, ya que al morir el padre de ambos, Atahualpa asesinó a su hermano Huáscar y se vanaglorió de este asesinato utilizando el cráneo del finado para beber de él. Atahualpa por su parte fue asesinado por Pizarro y sus españoles, a como también el bravo araucano Caupolicán fuera asesinado por empalamiento por los conquistadores. Moctezuma II, al arribar Hernán Cortés a México, fue otra víctima de intrigas políticas. Tupac Amaru II en el siglo XVIII se opuso a las atrocidades de los españoles y por eso pagó con su vida siendo ejecutado por su rebeldía. En Estados Unidos, los caudillos indígenas Tecumseh, Pontiac, Caballo Loco y Toro Sentado fueron muertos para saciar la sed geófaga del gringo blanco.
Contraproducente a veces porque manufactura mártires de forma instantánea, el crimen político se ha cebado en algunos de los personajes más ilustres de la historia. Quizás uno de los países donde se vio más a menudo fue en Rusia, donde varios miembros de la dinastía Romanov se fueron de este mundo cruel con ayuda ajena.
Pedro III de Rusia estaba loco, tarado, impotente y era todo un inservible de cuidado, y su esposa Sofía Augusta, más conocida como Catalina II La Grande, no tuvo dificultad en quitárselo de en medio a manos de los 5 hermanos Orlov (uno de los cuales era amante de la hermosa Catalina). Pedrito aunque rogó que quería conservar a su perro, amante, violín y esclavo negro, fue asesinado y su muerte fue dada a conocer como consecuencia de un fly malatravesado, añadiendo insulto a la injuria. Catalina II nuevamente volvió a ejecutar a un hombre inconveniente cuando le salió el cosaco gordo y barbudo Emiliano Pugachev afirmando que era su difunto esposo y para colmo le "montó catarina "echándole encima una rebelión. La erudita y bella Catalina hizo decapitar a Pugachev en 1774, y muerto el perrito se acabaron las pulgas saltando.
Pablo I, zar ruso que era hijo de Catalina II tras ser manufacturado por ésta con su amante Sergio Saltykov, también habría de morir asesinado en 1801, y para colmo en el complot participó su propio hijo Alejandro I. Alejandro II El Zar Liberador, nieto de Pablo I y el hombre quien en 1861 soltó a los siervos en Rusia, fue asesinado en marzo de 1881 cuando lo hicieron saltar en pedazos merced a una conspiración lidereada por una amargada hija de gobernador. Ya antes habían intentado matarlo en 5 ocasiones. Nicolás II, nieto de Alejandro II, también sería eliminado con todo y su odiosa esposa Alejandra , sus 5 hijos y hasta el pobre perro spaniel Jimmy cuando Vladimir Ilitch Lenin dio la orden de sacarlos del ruedo político lo antes posible. Estos últimos Romanov fueron baleados y bayoneteados en julio de 1918 en Ekaterinburgo, cobrándose Lenin la muerte de su hermano Alejandro por orden del zar Alejandro III (papá de Nicolás II). Actualmente, los últimos Romanov gozan de mucho élan como los más recientes santos canonizados por la iglesia ortodoxa rusa…
En la India de los monarcas mugalos, nadie tuvo tanta práctica para el asesinato político como el emperador Aurangzeb, quien si bien no tuvo arrojo para matar a su afligido padre Sha Jehan y solo lo derrocó y encarceló, las ganas le sobraron y las cumplió matando a dos hermanos para subir al trono sin estorbo. Entre los otomanos de Turquía, el sultán Mehmet II instaló el fraticidio como medida política indispensable para cualquier sultán al momento de ser ungido. El sultán apenas tomara el trono debía mandar a matar a todos sus hermanos machos para garantizarse no tener oponentes. Aunque en Suecia no había ley similar a la de los osmanlíes, el loco rey Eric Wasa fue eliminado por su hermano cuando el pobre tarado apuraba una sopa de arvejas envenenada.
El buen monarca Shaka Zulu fue asesinado por la espalda por dos de sus hermanastros que codiciaban su trono, mientras que en Francia Luis XVI y su altiva esposa Ma. Antonieta fueron guillotinados durante la Revolución Francesa cuando los asesinatos políticos eran el último alarido de la moda, a como podría haber atestiguado Maximilien de Robespierre.
Sissi emperatriz de Austria fue blanco de un mortal atentado con lima filosa el 10 de septiembre de 1898 en Suiza cuando un anarquista italiano decidió que los linajudos solo eran parásitos fácilmente desechables. Rasputín, quien gozaba de favor inmenso con los Romanov y muy particularmente con la zarina, fue asesinado por el amaneradito príncipe Félix Yussupov en 1916. Poco antes de ser ultimado, el Monje Loco había vaticinado que si moría a manos de la aristocracia, pasaría poco tiempo antes que todos los linajudos con los Romanov a la cabeza fueron ejecutados también…algo que macabramente se cumplió.
Conforme se fueron estableciendo gobiernos republicanos, los estadistas pasaron a ser blancos de asesinatos políticos. 4 presidentes gringos fueron ultimados en atentados, siendo ellos Abraham Lincoln (a manos de un actor de pacotilla quien siendo sureño no le perdonaba al flaco Lincoln que hubiese emancipado a los esclavos, James Garfield(por una sinecura que no brindó a un cepillo gubernamental), William McKinley(quien era severamente fustigado por William Randolph Hearst en sus periódico de titulares amarillistas, pidiendo la ejecución del presidente) y John F. Kennedy(cuya muerte sigue siendo un misterio tras haberle volado una cuarta parte de la tapa de los sesos en noviembre de 1963 en Dallas).
Conforme avanzaba el tiempo, a esta lista se sumarían el caudillo y militar irlandés Michael Collins (emboscado en 1922 cerca de su terruño), el azulísimo Lord Mountbatten (lo detonó en tucos en ERI protestando por siglos de torticerías inglesas contra los irlandeses), el Mahatma Gandhi (en su jardín, alcanzando a perdonar al asesino antes de irse de este valle de lágrimas), Indira Gandhi a manos de su guardaespaldas y su hijo Rajiv con una bomba cubierta de flores, Salomon Bandanaraike de Sri Lanka(cuya viuda la bella Sirimavo conquistó ser mandamás con sus lágrimas de viuda), el opositor filipino Benigno Aquino (cuya viuda Corazón llegó a la presidencia en nombre suyo), el independentista congolés Patricio Lumumba (como siempre la CIA y sus cortesías), el general panameño Omar Torrijos, el pakistano Zulfiquar Bhutto(papá de Benazir), el hebreo Itzhak Rabin(a manos de un judío radical), el dirigente negro estadounidense Malcolm X, el luchador por la igualdad racial Martin Luther King jr., y el judío fundador del ejército rojo León Trotsky (quien acabó con la sesera hecha salpicón merced a una picahielo que portaba su asesino Ramón Mercader, por supuesto enviado por José Stalin).

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