sábado, 23 de enero de 2010
casi los abortan!
LOS CASI ABORTADOS DE LA HISTORIA
Conversando con ese gran defensor de la vida que es el doctor Rafael Cabrera, es bueno recordar que varios personajes de la historia casi no vienen al mundo porque sus madres tuvieron barrigas bien accidentadas.
Alejandro Magno casi no cambia la historia debido a que su madre Olympia tuvo un embarazo bien agitado. Resulta que Olympia y su regio esposo Filipo II de Macedonia ya andaban en abundantes tiras y encoges cuando ella cargaba a Alejandro en su vientre. El alborotado Filipo II en una ocasión cargó a patadas a Olympia acusándola de estar preñada de otro, y la pobre mujer si no abortó fue porque ya estaba escrito que Alejandro vendría a ser uno de los grandes conquistadores del mundo. Tras el nacimiento de Alejandro Magno, sus padres se distanciaron a tal punto que Filipo posteriormente tendría una esposa mas joven, repudiando a Olympia.
Juan Sin Tierra, odioso rey inglés quien subió al trono tras la muerte de su amariposado hermano Ricardo Corazón de León, casi no debuta en este valle de lágrimas debido a los malos tratos que su papi Enrique II le daba a Leonor de Aquitania mientras ésta estaba "pipona". Leonor de Aquitania ya era una matrona de 44 años cuando estaba encinta de Juan, pero para entonces Enrique II ya andaba en amores con una querida mucho más joven y para brindarle satisfacciones a su amante agarraba a su esposa como pera de boxear. Tantos sopapos y gritos pusieron a Leonor en un estado bastante delicado, y en dos ocasiones presentó sangrados que pudieron haber puesto en jaque la vida del futuro padrastro de la Carta Magna inglesa. No sería la única cabeza coronada que casi no asoma al mundo. Elizabeth Tudor, la famosa Reina Virgen de Inglaterra, casi no nace porque cuando su madre, Ana Bolena, salió encinta del rey Enrique VIII ellos no estaban aún casados. Ana era la querida de Enrique, quien estaba aún atado a Catalina de Aragón.
Para conseguir que el rey se casara con ella, Ana Bolena lo amenazó con hacerse destruir al feto por una comadrona. Enrique, quien albergaba una obsesión por tener un hijo varón y creyendo que Elizabeth era el esperado macho, manso como un corderito se peleó con Roma y creó la Iglesia Anglicana para poderse casar con la embarazadísima Ana. De esta forma, Elizabeth pudo nacer un 7 de septiembre y aunque no fue macho, llegó a ser una de las mejores soberanas de todos los tiempos. El monarca quien sucedería a la Reina Virgen en el trono al morir Elizabeth solterona y sin hijos sería otro casi-abortado, Jacobo I Estuardo. Jacobo era producto del segundo y muy mal avenido matrimonio de la reina María Estuardo de Escocia, quien se había casado temblando de lujuria con Henry Darnley, un guapo pero inservible casi gigoló. Cuando las pasiones se acabaron, María y su maridazo se distanciaron mucho y no faltó más que estando encinta, el celoso y petulante Darnley la acusara de tener un affaire con David Riccio, un feo y flaco italiano que era el secretario privado de María.
Los celos de Darnley montaron a tal punto de hervor que estando María ya bien cargada con 6 meses de gestación, Darnley le interrumpió una cena con Riccio para asesinar de múltiples puñaladas al escuálido italiano. De la horrible impresión de ver a su secre más perforado que un pascón, María casi pierde la criatura destinada a ser el amariposado rey Jacobo I. Carlos II de Habsburgo fue el triste eslabón final de los monarcas de la Casa de Austria en España, y por poco no nace. Su madre Mariana de Austria estaba casada con el enfermo rey Felipe IV y tuvo un embarazo bastante atribulado. Mariana y Felipe eran sobrina y tío respectivamente, y un médico que vio a la reina durante su panza se preguntó si no era mejor interrumpir el embarazo. Sin embargo, Mariana a pesar de sus dolores y achaques continuó con la barriga para parir a uno de los tarados más pavorosos de la historia, con deformidades como para llenar seis tomos de medicina.
Selim II el Borrachín del Imperio Otomano casi no llega a este mundo por la mala costumbre de su mamá, Khurrem, de desquitarse sus rabietas con el que menos merecía violencia. Khurrem era la rusa e intrigante consorte de Solimán el Magnífico, quien estaba completamente dominado por esta bella mujer. Cuando Khurrem quedó encinta de quien sería el futuro sultán beodo, tuvo una fuerte reyerta con Solimán a causa de unos nombramientos de oficiales estatales. Para hacer que su marido cediera a sus caprichos, Khurrem hizo llamar a Solimán a sus habitaciones. Ahí estaba ella desnuda, con un equipo de galenos listos para practicarle un aborto. Muerto del susto, Solimán echó de ahí a los doctores que iban a practicar lo que podríamos llamar el Selimicidio y cedió a los caprichos de su gestante mujercita. De esta forma, Selim II se salvó de ser cuchareado fuera del vientre de su dominante madre.
Napoleón Bonaparte casi no viene al mundo porque su mamá Leticia Ramolino había tenido varias amenazas de aborto durante su panza. Incluso, cuando por fin iba a nacer, Leticia debió salir corriendo de una misa para irse a casa, pero el futuro Pétit Géneral no esperó a que su madre se acostara a como Dios manda. Los dolores se agudizaron y Leticia lo parió en el sofá de la sala. El gran unificador de la nación Zulú Shaka casi no nace tampoco. Shaka fue manufacturado por descuido por su madre Nandi en un sensual baño en el río con el rey zulú de turno, pero cuando ella salió encinta, un hermano del rey le mandó a decir que los síntomas que tenían eran fruto de una infección de escarabajos( shakas en su lenguaje). Los brujos purgaron a la pobre Nandi pero no hallaron restos de infección, y aunque casi pierde al niño por la debilidad que los remedios le causaron, la madre de Shaka pasó a ser una indeseada tercera esposa para "tapar la torta". Shaka nunca albergó ira contra Nandi porque los brujos quisieron hacerla abortar, pero siempre guardó rencor contra su familia paterna por haberlo catalogado de indeseado.
Los deliciosos lienzos llenos de saludables gordas no hubieran existido si la mamá de Pedro Pablo Rubens lo hubiera abortado. Resulta que Jan, el papá del pintor, era un alborotado flamenco que se vio en líos mayores cuando le hizo una hija tras la puerta a Ana, la desquiciada segunda esposa de Guillermo el Silencioso. Jan jamás le dio estabilidad a la mamá de Pedro Pablo, ya que pasó preso un tiempo a causa de su devaneo con Ana, y la madre de Rubens debió luchar sola mientras su zanganete marido pagaba su delito tras los barrotes. Una prima de esta señora le dio el mal consejo que se librara del bebé porque era una boca mas que alimentar, pero afortunadamente el consejo fue desechado.Una gran pérdida hubiera sido si Abraham Lincoln no nace.
Sin embargo, su mamá sintió tantas molestias durante el embarazo que a la altura del 5to. mes un asustado galeno le ofreció librarse de la criatura. Profundamente ofendida, la madre del futuro emancipador de los negros se negó en redondo a cometer semejante crimen y aunque le costó mucho dolor sacar al mundo a su huesudo cipote, jamás renegó de haber tomado la decisión correcta. Luis Van Beethoven, llamado el más humano de todos los compositores clásicos, también se vio en alitas de cucarachas cuando el borracho consuetudinario que era su papi le exigió a su esposa que buscara cómo deshacerse de la barriga porque no podía mantener a tantos, siendo tan pobres. La humilde señora prefirió aguantar humillaciones antes de irse a la comadrona para desbaratar al futuro Divino Sordo.
En el siglo XX, dos extraordinarias mujeres casi no nacen. Gladys Baker, la desquiciada e inestable editora de películas que fue la madre de Norma jean Baker, se llevó tremendo disgusto cuando los exámenes le revelaron un embarazo. No pudiendo reunir el dinero para hacerse abortar, tuvo que parir a la chela más linda del mundo a quien conoceríamos por el nombre artístico de Marylin Monroe. Otra mujer que casi no nace fue la novelista y periodista india Kamala Napurdalah. La madre de ella visitó a un adivino, quien le dijo que cargaba una hembra.
Dado que en la India, los varones son panacea y las hembras carga, la madre de Kamala iba rumbo a la abortera cuando su esposo la pescó, la llevó de las mechas a la casa y no la dejó sin vigilancia hasta que Kamala nació. Kamala jamás perdonaría a su progenitora el haberla querido abortar, y siempre agradeció a su padre el haberla salvado de ser descargada en un retrete.
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