los mitos de la historia nicaraguense

Desmitificando leyendas de nuestra historia nicaragüense

Todo país tiene mitos y leyendas en torno a algunos de sus personajes célebres o pasajes históricos, pero en ningún momento puede un rumor o una imagen errónea sustituir a la realidad, independientemente que la pura verdad no nos guste nos glorifique tanto. A lo largo de la historia nicaraguense, han habido personajes y eventos que se han visto distorsionados incluso por maestros a la hora de querer adornarle la clase un poco al chiquillo.
Durante una visita que recuerdo realicé a las huellas de Acahualinca cuando estaba en secundaria, un sobremaquillada pero ignorante guía del sitio nos afirmó que los pies impresos ahí eran de los españoles que huyeron de León Viejo cuando el Momotombo armó un bochinche volcánico poco después que los hermanos Contreras asesinaran al Obispo Valdivieso en uno de los más atroces crímenes polîticos de la historia. Aún en aquel entonces-cerca de 1975-el profe que nos daba historia de Nicaragua en nuestro lujo$o colegio no dijo esta boca es mía para corregir el borbotón de ignorancia pronunciado por la muchacha. León Viejo nunca estuvo ubicado en lo que hoy es Acahualinca, y entre la lava vertida en la cual quedaron impresos los pies desnudos de gente corriendo y el tiempo de la colonia española cuando León Viejo se vio condenada por la erupción del Momotombo ronco y sonoro median demasiados siglos.
Otro de los grandes mitos de nuestra historia, muy romántico por cierto, es en torno a la preciosa mestiza llamada Rafaela Herrera. Muchos teachers la ponen como una versión dieciochesca de un Patton o Napoleón defendiendo patrióticamente a Nicaragua. Cuánto lo voy a sentir, pero Rafaela no era siquiera nica. Había nacido en Cartagena de Indias fruto de amores ilícitos entre el militar español José Herrera y Sotomayor y una lánguida mulata que murió poco después de debutar Rafaela en este valle de lágrimas. Para el segundo semestre de 1762 Nicaragua era una provincia más de España, no una nación independiente a como nominalmente lo fue a partir de 1821.
Rafaela, quien no fue militar de carrera sino una valiente jovencita que decidió luchar contra los piratas inglesas como una muestra de su instinto de conservación, tomó los cañones aún estando de luto por la muerte de su papá y logró la hazaña de espantar a los británicos en nombre de España y jamás por bien de Nicaragua. Luego de haberse convertido en heroína instantánea, volvió a la tediosa vida de mujer oprimida del siglo XVIII, casándose con un Pablo Mora que le puso varios hijos, entre ellos uno discapacitado. Rafaela luego pasó apuros por cobrar su pensión como defensora de España dado que el rey Carlos III se le hizo el sueco en cuanto a la plata. Los funcionarios españoles quisieron utilizar el hecho de que sobre Rafaela pesaba la enorme mancha de ser bastarda para privarla de su debido reconocimiento, y siendo una mujer madura se tuvo que dedicar a criar chanchos(verracos, les llamaba ella a como son conocidos en Colombia)para apenas subsistir. Su bisnieto, el presidente Tomás Martínez al llegar a ser mandamás hizo un desabrido intento por rescatar su memoria, pero para entonces ya había tanto desconocimiento en torno a Rafaela que en un discurso, Martínez acabó soltando un barril de disparates y galimatías.
Al igual que España con Rafaela Herrera, Nicaragua tampoco fue muy agradecida con algunos de sus héroes. Poco se sabe de Andrés Castro aparte de que era un sargento descalzo que le cuajó un alegre tortazo con una piedra a un filibustero. Emmanuel Mongalo, el maestro rivense que dio ejemplar lección de patriotismo abandonando temporalmente el aula y corriendo a prenderle mecha al mesón donde se alojaban unos filibusteros gringos, apenas cuenta con el honor de que el día del Maestro nicaraguense tiene la fecha de su efemérides, pero nada más. El colmo de la injusticia fue que si bien José Dolores Estrada fue ascendido a general luego de haber mostrado su valentía en la Batalla de San Jacinto, este gran militar estaba destinado a morir en la pobreza y el olvido, a como le sucede a muchos valiosos veteranos de guerra. Estrada comía salteado poco antes de morir, y fue enterrado en la catedral de Managua. Sin embargo, unos años atrás, el gobierno previo decidió darle un pomposo traslado hacia su terruño gastando en este show todo lo que nunca le dieron a Estrada cuando estaba vivo y necesitaba por lo menos un poco de dinero para vivir dignamente.
Quizás el peor insulto que hagamos contra nuestra patria no es la proliferación de mitos en torno a nuestra historia, sino la militancia altanera con que algunos joven hacen gala de su ignorancia. Hace poco un alumno mío de historia afirmó que el 14 de septiembre era la Independencia Centroamericana y de Panamá(horror de horrores, si Panamá era parte de la Gran Colombia!)y que el 15 de septiembre de 1821 había sido la Batalla de San Jacinto en la cual los nicas pelearon a pura ametralladora contra los gringos. Cuando le pregunté sobre el soberano disparate de la ametralladora, afirmó haberlo leído en un suplemento patria de LA PRENSA de hace unos tres ó 4 años. Por aclaración, la ametralladora fue inventada por el médico norteamericano Richard Gatlin hacia 1861 cuando apenas comenzaba la Guerra Civil de Estados Unidos.
Gatlin logró venderle 100 de estos pesados fusiles a la Unión(el Norte)por orden de Abraham Lincoln para usarse en la Guerra Civil. La Batalla de San Jacinto fue el 14 de septiembre de 1856, cuando aún no había Guerra Civil en la Yunáit y la ametralladora no se había inventado. No se puede usar en combate un arma que aún no ha sido creada, y aún cuando nuevos armamentos son inventados, la tecnología de punta nunca llega a nuestros paísitos antes de ser usada en el primer mundo.