Si caminamos hacia el sol dejamos las sombras detrás

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lo dijo William Wallace

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Ing.Adolfo Urrutia y Cecilia,2005

lunes, 4 de enero de 2010

La Lecciòn de amor


Maestro - Alumno.... ¿Fórmula Explosiva?

Profe y alumno enamorado?...ni frito ni asado ha sido para mí una máxima en mis 33 años de docencia. Pero la realidad es que hoy, siendo día nacional del maestro en honor al valientísimo teacher Emmanuel Mongalo y Rubio que luchó contra los filibusteros, vamos a recordar a las explosivas combinaciones que se dieron entre maestros y alumnos célebres que se entendieron más allá del aula de clase.
Desde la antiguedad, la fascinación del pupilo por el maestro ha sido inevitable. Hypatia, considerada como una gran filósofa y matemático, figura como una de las leyendas de sabiduría y belleza de Alejandría, y combinando una sesera prodigiosa con unas piernas de campeonato, no es de extrañarse que varios de los pupilos de ella la idolatraran. Cyro, un joven persa de apenas 15 años, no solo perdió la cabeza por su profesora, sino que Hypatia, según reza la leyenda, acabó correspondiendo a sus piropos con bastante pasión. El hecho de que Cyro fuera noble y recientemente convertido al cristianismo quizás explica el por qué del odio que algunos dizque cristianos le tenían a la bella profesora, a tal punto que acabaron asesinándola violentamente tras una clase de matemáticas. Y según las malas lenguas de entonces y la mía en este siglo, Cyro se bebió una gran copa de veneno después de presenciar la atroz muerte de su maestra y amante.
Sócrates, uno de los grandes filósofos de la dorada Grecia, fue otro gran maestro que no dudó en convertir a algunos de sus alumnos en amantes. Sócrates, homosexual y apasionado, se vio involucrado en numerosos affaires con mozalbetes, por lo cual no es de asombrarse que haya tenido el fatídico final con su copita después de todo lo sucedido. Antonio Vivaldi pasa a la historia como el compositor y violinista veneciano que nos legó Las Cuatro Estaciones, obra cumbre del barroco. Vivaldi, un bellísimo italiano de pelo rojo y cara de angel, además fue el maestro del Ospedale della Pietá, una conservatorio donde se educaban niñas huérfanas.
Las chiquillas, entrenadas con benevolencia por el hermoso sacerdote que aún era Vivaldi, llegaron a formar una de las orquestas más aplaudidas de la historia.
Vivaldi, quien debajo de la sotana poseía una figura apolínea y una líbido muy saludable, acabó correspondiendo a los suspiros de la morena y adolescente Cecilia, su pupila estrella de la trompeta. Con el correr del tiempo, Vivaldi habría de colgar la sotana de padre de la iglesia para ser padre de familia, manufacturando dos preciosas niñas con su ex alumna.
Otro hermosísimo italiano habría de convertirse en amantísimo profesor: el multitalentoso y homosexual Leonardo da Vinci, considerado como uno de los genios más grandes de todos los tiempos. El rubio y dulce Leo entre sus aprendices tuvo a un chavalo pelirrojo de 16 años, Filippo, quien era el sonriente bastardo de un duque. Reza la leyenda que un día Leonardo y él estaban disecando unos animales y cuando acabaron, estaban más sucios y malolientes que el basurero de Acahualinca. Filippo se dio a la tarea de traer varios baldes de agua y maestro y alumno acabaron bañándose juntos, entre otras cosas...
Juan Sebastián Bach, gran organista y compositor del barroco alemán, fue otro hombre que no dudó en tener excelentes relaciones con una de sus pupilas, Ana Magdalena, quien por cierto también era su prima. Bach acababa de enviudar de su primera esposa Bárbara, y entre lecciones de clave se fue enamorando de su joven prima, quien acabó convertida en segunda esposa del genio.
Béla Bartók, gran folklorista, pianista y compositor nacionalista húngaro, no pudo aguantarse y sus dos sucesivas esposas salieron de entre las filas de sus alumnas. El genial músico destinado a morir de leucemia en Nueva York en 1945 primero se prendó de Martha Ziegler, con quien tuvo un hijo y de quien luego se divorciaría para casarse con su también alumna Ditta Pásztory, una talentosa pianista de 16 años con quien indudablemente tocaba alegres dúos y no solo al teclado... Ditta se convirtió en la segunda cónyuge de Bartók cuando éste ya estaba cuarentón.
Claudio Debussy, padre del impresionismo musical francés y gran pianista, era el complaciente profesor de canto de Emma Bardac, la aburrida esposa de un rico banquero parisino, cuando decidió quedarse con el mandado de su alumna. Que Debussy ya estaba casado no fue un estorbo, y Emma alegremente desechó a su ricacho marido para quedarse con Debussy y parirle a Chouchou, la adorada hija a quien Debussy dedicó la obra Children´s Corner. Por otro lado, María Marteneau, considerada la mejor percusionista de este siglo, ya era una autoridad musical cuando el joven arpista, compositor y terrorista palestino Daniel de Armati llegó a tomar clases con ella a París. No había pasado ni un mes cuando la Marteaneau se llevó al palestino a la cama, llegando a protagonizar uno de los escándalos sexuales más ruidosos de la música clásica contemporánea.
No era costumbre solamente de músicos el quedarse con el mandado del alumno. El escocés convertido en gringo Alexander Graham Bell, a quien le debemos el teléfono, fue un excelente profesor para discapacitados con problemas auditivos. Entre sus discípulos estaba una hermosa sorda llamada Maribel, y Bell tuvo que luchar arduamente para convencer al padre de la chica de que él era la felicidad hecha a la medida para Maribel. Maribel y Bell acabaron siendo uno de los matrimonios más dichosos de la historia. Por otro lado, el frondoso y barbudo científico ruso, Dmitri Mendeleiev, protagonizó una tormentoso romance con Galina, una avispada y muy liberada estudiante de química. El hombre a quien debemos la tabla periódica de elementos lloraba a moco tendido por su joven alumna, dado que cuando el amor floreció entre ambos él ya era un respetable padre de familia. El escultor galo Augusto Rodin comenzó en el aula de clases a forjar el genio de la escultora en ciernes Camille Claudel, la avispada hermana del poeta Paul Claudl, y luego las cosas pasaron al lecho y de ahí a la amargura, cuando la relación entre ambos se agrió. Camille acabó loca.
Y no podemos cerrar este artículo de alumnos y teachers enamorados sin citar el tragicómico caso de la famosa novelista hindú Kamala Napurdalah, quien a los sesenta años de edad ya era una gran dama de la literatura y estaba respetablemente casada. La autora de Zinnia sudó atribuladamente cuando Raizzid, un chavalo de 18 años perteneciente a una adinerada familia de nobles árabes, amenazó con pegarse un tiro en la cabeza si su profesora no se acostaba con él. Complaciente y comprensiva, Kamala no le negó los favores al chico, pero el joven quedó tan encantado con su vieja que le hizo escenas de llanto ante el marido de Kamala (quien no era celoso y se desternillaba de la risa). El asunto acabó con una citatoria para rendir fianza ante la policía parisina para que el chico dejara de perseguirla pidiendo que se casara con él.

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