jueves, 14 de enero de 2010
Cabezas de turco de la historia
LOS “CABEZA DE TURCO” DE LA HISTORIA
Según el diccionario de la Real Academia Española, se llama "cabeza de turco" a aquel sujeto a quien se le encomienda la fea tarea de asesinar a alguien y enfrentar a la justicia, encubriendo al autor intelectual del asesinato. Viendo que aquí en Nicaragua la justicia es una triste marioneta, haremos un recorrido por algunos célebres "cabeza de turco" o chivos expiatorios de la historia, aunque a decir verdad cuando matan a alguien en la puerta de su sitio de trabajo todos saben cuál es la respuesta..
En la antigüedad, fue un pobre macedonio a quien se le atascó la sandalia quien tuvo la agria tarea de acuchillar al rey macedonio Filipo II, papá de Alejandro Magno. Era casi un secreto a gritos que doña Olympia, la esposa del rey, quería quitárselo del medio antes que el soberano engendrara otro hijo con nueva esposa, pero ella prefirió enviarle un soldado para sacarlo del mundo.
En tiempos del poderío de Roma como imperio, los cabeza de turco
florecieron como hongos tras llovizna. Pagado por los nobles que detestaban ver a sus mujeres prostituidas por orden real, Cherca fue el soldado que se lanzó contra el locazo de Calígula, acuchillándole las menudencias y dejándolo más o menos como pascón. Claudio, el sucesor de Calígula, tuvo que darse a la tarea de ejecutarlo no porque su finado sobrino haya sido buena cosa, sino porque debía establecerse el precedente que el regicidio era malo.
Aniceto es el nombre de otro sucio romano a quien Nerón, uno de los emperadores más depravados de la historia, le asignó eliminar a Agrippina la Menor, intrigante madre de Nerón. Aniceto primero intentó envenenarla, y cuando falló trató de ahogarla, fracasando de nuevo pues la hermosa señora era campeona de natación.
Finalmente Agrippina salió de este valle de lágrimas cuando le partieron el vientre como sandía con una espada. Aniceto quedó con más tufo que el basurero de Acahualinca y reza la leyenda que ni su perro se le quería arrimar. Perenne fue un sicario a quien tras bien servir al emperador Cómmodo, fue remitido a la plebe que se quejaba de él. Otros matones como Aecio y Gneo Isis sirvieron bien a Cómmodo cuando dispuso desechar a varios senadores que mucho "molestaban" y estaban destinados a correr la misma suerte de Perenne solo que con creces. Ambos fueron linchados, despellejados, despedazados y los tucos lanzados al río Tíber cuando el mismo emperador los abandonó a su suerte. Marcial era un oficial que humeaba de resentimiento porque el emperador romano Caracalla le negó
su ascenso en grados. Macrino, quien tramaba contra Caracalla, aprovechó el odio de Marcial hacia el monarca y lo mandó a eliminar al soberano. Marcial luego huyó y Murió vilmente asaetado el 8 de abril del 237 de la era cristiana.
No todos los cabeza de turco han sido hombres, y Barsine CoIlea era una hermosa prostituta persa a quien unos nobles buscaron para que matara a Darío, uno de los hijos del monarca Artaxerxes II, en Ia cama. Barsine logró seducir al joven príncipe sin dificultad, y tras una noche inolvidable se lo despachó con veneno. CarIota Corday, una hermosa pero cuaca normanda, durante la Revolución Francesa sirvió de cabeza de turco para unas facciones que querían quitarse de en medio al médico y agitador Jean Paul Marat. La bella Carlota aprovechó que Marat tomaba uno de los pocos baños de su vida para hacerle la barriga en salpicón mientras chapoteaba en una tina de agua jabonosa. Los radicales franceses la pescaron y pronto la linda mujer fue a parar a Ia guillotina.
Detrás de varios regicidios, ha estado on cabeza de turco. Enrique III, último monarca galo de la dinastía Valois, había hecho enojar a Raimundo y medio mundo durante las sangrientas Guerras de Religión en la Francia del siglo XVI. Los católicos estaban tan iracundos que consiguieron que el monje Jacques Clément se alistara para eliminar al soberano. Clément apuntó un cuchillo al vientre de Enrique, quien alcanzó a herir al monje en la cara en legítima defensa antes de largarse de este cruel mundo.
El sucesor de Enrique III fue Enrique de Borbón, rey de Navarra y cuñado suyo por ser marido de Margot, la hermana salaz de Enrique III. Al asir el trono francés se convirtió en Enrique IV, el mejor rey que Francia ha tenido. Pero la firma del Edicto de Nantes en 1598 mediante el cual daba libertad irrestricta de cultos hizo botar la gorra a muchos sectores intolerantes, y un loco pagado por facciones católicas llamado Francisco Ravaillac le pasó la cuenta al soberano un 14 de mayo de 1610, muriendo Enrique merced a cuchillazos.
Ravaillac posteriormente fue vistosamente ejecutado, sin embargo esto
de poco sirvió. Un actorcillo de pacotilla y lindo rostro habría de ensangrentar la historia norteamericana en el siglo XIX : John Wilkes Booth. Este odioso sureño estaba rabiando porque tras la Guerra Civil, el sur estadounidense quedó desvastado y sin la fuerza esclava de los negros. Culpaba al flaco Abraham Lincoln, y no se medía la lengua para expresarlo. No es de extrañarse que los más recalcitrantes sectores de los confederados vencidos lo consideraron el tipo ideal para acabar con Lincoln.
Booth baleó a Lincoln el 14 de abril de 1865 en el Teatro Ford mientras el mandatario presenciaba una obra teatral al lado de su esposa Mary. Booth tras impactar al presidente saltó dramáticamente a escena, rompiéndose una pierna mientras espetaba una frase del Julio César de Shakespeare. Todos los componentes del complot, Booth incluido, acabaron muertos a manos de La justicia, incluida una mujer en cuya casa los intrigantes se reunían a planificar el asesinato.
Gavrilo Princip era un tísico estudiante serbio, pálido como un renacuajo con alergia, y no se le daba esperanza de que viviera mucho. Dicen las malas lenguas con la mía a cargo del desfile que con solo verle la pinta de cadáver ambulante hubiera bastado para matar del susto a cualquiera, incluyendo al tufoso archiduque Francisco Ferdinando. Los miembros de una organización que buscaba liberar a Serbia le calentaron tanto la cabeza con la idea de atacar a los Habsburgos para acabar con el yugo de Austro-Hungría sobre la patria que el chavalo acabó agarrando la vara, y se ofreció de voluntario para eliminar al Archiduque Francisco Ferdinando de Habsburgo, el heredero oficial al trono que aún calentaba el ogresco Francisco José I.
Princip logró acabar no solo con el archiduque sino que también lo mandó al otro patio bien acompañado por Sofía, la consorte morganática que el heredero adoraba. El asesinato del heredero de los Habsburgo fue la mecha que detonó el polvorín de la belicosidad, y así estalló la I Guerra Mundial. Princip en efecto murió poquito después de su victima, habiendo sido un tonto inútil.
Cuando el fundador del ejército rojo de la Unión Soviética, el judío León Trotsky, salió al exilio al tomar el mando José Stalin, sabía que estaba nadando en aguas hirvientes, pero nunca creyó que un agente del SMERSH (organismo militar ruso que llevaba a cabo purgas y otras "bellezas")lo fuera a ultimar estando ya en México, usando una especie de picahielo con el cual este sicario le convirtió la mollera en colador. Por supuesto que este cabeza de turco fue loado en Rusia.
Lee Harvey Oswald quizás sea uno de los hombres más controversiales en el listado de cabeza de turco. Se le achaca el haber disparado contra el presidente gringo John F. Kennedy en noviembre de 1963 en Dallas, Texas, y una disparatada Comisión Warren lo pone como asesino solitario. El clavo del caso fue que un iracundo Jack Ruby optó por eliminar a Oswald poco después del asesinato del mandatario, asesinándole cuando el reo salía de su celda para ser nuevamente interrogado.
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