Si caminamos hacia el sol dejamos las sombras detrás

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lo dijo William Wallace

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Ing.Adolfo Urrutia y Cecilia,2005

lunes, 4 de enero de 2010

realidades de terror


PEOR QUE HALLOWEEN
Dado que en Nicaragua todo lo extranjero parece oler muy rico y como los monos, todo queremos imitar aunque la tradición no sea nuestra, Halloween o la Noche de las Brujas nos hace sacar nuestros disfraces, montar calabazas y brujas en los escaparates con esperanza de vender más, y hasta aprendemos a pronunciar esta palabra celta aunque el inglés no nos entre ni como suero. Halloween pone endemoniados a los protestantes, y los pastores despotrican desde su púlpito contra esta velada druida en que los brujos supuestamente servían de teléfonos vivientes para conectar a los vivos con las almas del más allá, y con mejor comunicación que los celulares fraudulentos.
Sin embargo, la historia del mundo está llena de datos más espeluznantes e increíbles que los disfraces que podamos alquilar para hacer el ridículo elegante, por eso como historiadora me siento obligada a revolver el baúl siniestro de los tiempos pasados para darles datos a prueba de gatos negros y aspiradoras voladoras para sustituir a la escoba de la hechicera.
Uno de los castigos más espantosos de la historia se lo disputan los babilonios y los persas, quienes se daban duro en cuanto al campeonato de la crueldad: el sarcófago de miel. El condenado a muerte, preferiblemente aquel pobre pescado in fraganti hurtando pan o el esclavo quitándole la mujer al poderoso, era sembrado desnudito y bañado en un ataúd donde se había vertido miel de primera calidad. El atado prójimo era bien untado en la miel del ataúd, y luego así le tapaban. Poco después las sabandijas, desde hormigas hasta otros insectos, llegaban a darse uno de los festines más opíparos de su vida, comiendo no solo la miel sino al cautivo. De muerte lenta, hubiera dicho mi padre. Se sabe que Darío I , Nabucodonosor , Xerxes y Artaxerxes estuvieron entre los reyes que practicaron esta forma de ejecución. Habrá quien quiera vestirse de miel para que hoy lo sigan las cucarachas, siquiera en la noche de Halloween?
Nerón en sus despliegues de crueldad fue otro monarca que no escatimó recursos. Aunque al inicio de su reinado Nerón Ahenobarba (ese era su apellido, que significa “barba de bronce”) fue amado por el pueblo, pronto se ganó la enemistad de ellos merced a la macabra costumbre de rociar a los cristianos con buen vino y luego pegarles fuego para que funcionaran como teas vivientes para iluminar los juegos circenses en la noche. Uno de los grandes baños de sangre de la historia se dio cuando el emperador romano Trajano, quien se las daba de justo, hizo unos juegos circenses en los cuales 11 mil criaturitas de Dios fueron masacradas para deleite de la plebe romana, siendo esto uno de los peores crímenes contra los animales que se haya cometido en la historia.
Si bien es cierto que el imperio romano se ganó buena fama de proporcionar espectáculos macabros, por doquier hubo de todo. Para el siglo XV, los otomanos estaban tan bien enraizados con su imperio que hicieron de todo en los países de la península balcánica. Exigían a los reyes y príncipes del area, conocidos como voivodes, a que enviaran a sus hijos a educarse en el harén del sultán de turno, donde podía pasarles cualquier cosa imaginable. En 1440, los hijos de Jorge Brankovic de Serbia fueron a pasarse una “vacacioncita obligada” chez el sultan y cuando alguien le fue con el cuecho al mandamás que los chicos querían volver a su tierra natal, los esclavos del sultán calentaron unas varillas de hierro y una vez al rojo vivo, se las ensartaron en los ojos a los adolescentes. Poco después cuando Vlad II de Valaquia (hoy Rumanía) se vio forzado a mandar a sus hijos Radu y Vlad (futuro Vlad el Empalador, el de la leyenda negra)los muchachos tuvieron suerte de que Vlad solo aprendiera cómo ejercer la crueldad y Radu acabara de chico de lecho del futuro Mehmed II, quien se enamoró perdidamente del elegante mozalbete.
Con semejante adiestramiento en la corte del sultán, no es de extrañarse que Vlad III el Empalador aprendiera numerosos métodos de castigar a quien le subiera el azúcar. Vlad III Drácula, aunque fue un patriota que al asumir la corona de su patria luchó contra los mismos otomanos que le habían agriado su juventud, ya iba predispuesto a cometer sus cuatro atrocidades. Se ganó el apodo del Empalador pues invitaba a los invasores turcos a sentarse en estacas filosas, les dio un incendio de postre a unos mendigos, antisociales y ladrones que él invitó a cenar, castigó a las chicas licenciosas empalándolas “ por donde tanto gozaron” y tuvo una muerte violenta decapitado, lo cual le hizo candidato perfecto para que el borracho irlandés Bram Stoker le difamara en su novela Drácula en 1898.
Nacido en 1688 y fallecido en 1774, el que los historiadores hoy llamamos el “Napoleón de Persia” fue Nadir Sha, un tirano de orígenes muy bastos pero que llegó a ser Sha de Persia gracias a su voracidad natural por el asesinato, la intriga y una dosis de ambición desmedida. Considerado un genio militar, cuando le dio por ir a saquear la India se trajo consigo el Trono del Pavorreal que tanta plata y paciencia le había tomado armar al vanidoso Sha Jehan(el barbudo y guapo marido de Mumtaz Mahal, la mujer enterrada en el Taj Mahal). Experto en mandar a asesinar a sus enemigos de las formas más indescriptibles, cuando un consejero religioso le dijo que no habría guerra en el paraíso, Nadir solo arrugó la cara y dijo que si no había ese deleite ahí prefería irse al averno.
Hay muertes en la historia cuyos detalles no solo quitan apetitos sino que producen pesadillas a todo color. Aunque el can ha sido considerado amigazo del hombre y es el gato negro a quien se vilipendia en cuentos de horror y leyendas de Halloween, ha habido perros dignos de ganarse el campeonato de lo macabro. En la antigua Grecia Arquelao, rey de Macedonia, poseía unos perros bravísimos. Eurípides, el gran autor griego de tragedias cuya fama rivaliza con las de Esquilo y Sófocles, había satirizado a muchos héroes y dioses griegos en sus tragedias,, y no faltó quien le vaticinara espantosa muerte como “castigo divino”. Pues quiso el hado que este genial autor no le cayera bien a los mimados canes reales y muriera en las fauces de los demoníacos perros del rey Arquelao, quienes se ensañaron con él hasta literalmente despedazarlo. Muchísimos siglos más luego, tras morir súbitamente el regente de Francia Felipe II de Borbón, Duque de Orleáns y sobrino de Luis XIV, su perro Plutón estuvo presente cuando le hacían la autopsia, y el can no tuvo mejor idea que comerse buena parte del corazón del hombre quien sirvió de eslabón progresista entre Luis XIV y su bisnieto Luis XV.
Con datos como estos, verdad que Halloween mas bien da risa?

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