Si caminamos hacia el sol dejamos las sombras detrás

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lo dijo William Wallace

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Ing.Adolfo Urrutia y Cecilia,2005

domingo, 10 de enero de 2010

desde la cicuta hasta el cianuro


LOS CELEBRES ENVENENADOS DE LA HISTORIA

Yo perdí precisamente en una efemérides más de la Noche de los Cuchillos Largos que desató Hitler contra los judíos en la Alemania nazi a más de la mitad de mi adorada familia gatuna en 2005. Merced al veneno que mis “cristianos” vecinos apoyados por un pastor evangélico murieron 10 miaus, pero todavía humeante de la ira me intento consolar pensando que Menelik II, Viento del Diablo, Manuela Saenz, Tereza Batista, Xenofonte, Nur Jehan,Peach Silvio, Grozny, Duquesa y Cleopatra Filopator están en buena compañía, ya que algunos grandes personajes también fueron envenenados a los largo de la historia.
Desde que el mundo es mundo, el hombre ha sentido propensión para “resolver” sus problemas quitándose gente (o animales)del medio recurriendo a la mano traicionera del envenenador. No en balde los antiguos faraones egipcios contrataban a sumas astronómicas probadores expertos de comida, pues en cualquier manjar les podía llegar la muerte. Se cree que Menes, fundador de la dinastía faraónica al unificar Egipto, sucumbió ante una pócima de hierbas. La muerte del faraón adolescente Tutankhamon se ha atribuido a veneno, así como la de Tutmosis II, el hermano-esposo de Hatshepsut. Aníbal el Cartaginés al ver que iba perdiendo la segunda guerra Púnica contra el temible romano Escipión, prefirió tragarse una pócima letal antes de permitir que lo pescaran vivo.
En Grecia, cuna de la democrazy-perdón-democracia, muchas reyertas políticas se resolvían con un vinito que estaba “demasiado agrio.” A Sócrates lo mandaron a suicidarse con cicuta para que no siguiera de tapudo hablando de las prácticas corruptas de la oligarquía. Alejandro Magno de Macedonia también figura en la lista de los personajes que pudieron haber sido enviado más veloces que e-mail al más allá con ayuda de veneno. La tifoidea que el conquistador ostentaba no era suficientemente fuerte como para despacharlo tan velozmente al otro mundo!
Los romanos a lo largo de su imperio estuvieron familiarizados íntimamente con el veneno, ya que cuando se enfrentaron en lo que hoy es Inglaterra a la reina celta Boadicea, esta bella guerrera prefirió tragar veneno(dejando un poco para su yegua) antes que ser llevada en cadenas a Roma como trofeo de guerra. Antes de ella, otro caudillo que luchaba por la autodeterminación de su pueblo ante las huestes romanas fue Vercingétorix, pero ahí le fue mal a Julio César, su captor. No solo el rubio general adolescente se negó a acostarse con Julio, sino que cuando le rociaban la comida con veneno, la letal poción no le hacía nada pues el chico desde los 8 años tomaba dosis de veneno en su Avernia natal. Harto de intentar envenenarlo y sin esperanza que el joven tuviera amores con él, Julio César se enojó y lo hizo ejecutar en medio de un desfile triunfal. Claudio el Historiador, quien sucedió en el trono de los césares a su macabro sobrino Calígula, murió envenenado por una ensalada de setas que su última esposa, Agrippina, le sirvió en medio de una comilona. Cuando un esclavo quiso provocarle el vómito al feo pero erudito Claudio, solo logró atascarle la pluma de ave en el regio gaznate. Agrippina, junto a su odioso hijo Nerón, usarían el veneno en muchas ocasiones, inclusive repitiendo la receta de los hongos “deificadores” para eliminar a Británico, el joven heredero de Claudio habido con Messalina. Nunca se esclareció si las fiebres calcinantes que llevaron al bello, eficiente y dulce emperador romano Tito a la muerte no fueron provocadas por veneno que su hermano menor Domiciano le untara en las tajadas de sandía que el generoso Tito adoraba engullir en ayunas.
En la Edad Media, la muerte de la hermosa pero osada Rosamunda Clifford se debió a un portentoso veneno que en una copa le hizo servir Leonor de Aquitania por haberle jugado la comida con el rey Enrique II de Plantagenet. Agnés Sorel, la exquisita y generosa rubia quien fue la primera mujer en oficialmente tener título de favorita real gracias a sus amores con el rey galo Carlos VII, fue acelerada hacia el otro mundo mediante veneno que le envió el primogénito de Ricardo III de Inglaterra, más maldoso que un vecino envidioso, se despachó a los legítimos herederos al trono-quienes eran sus preadolescentes sobrinos-tras meterlos en la torre de Londres y hacerlos envenenar por sus criados. Rodrigo Borgia, más conocido como el Papa Alejandro VI, usó veneno tan a menudo que yo creo que perdió la cuenta del número de veces que recurrió a tal procedimiento. Su hija Lucrecia y su heredero César se destacaron como ágiles envenenadores, pero a Rodrigo le tocaría perecer envenenado también.
Djem, hermano del sultán otomano Bayaceto II El Jardinero, murió envenenado por el papa Alejandro VI cuando el pobre turco estaba refugiado en Roma. El papá de Bayaceto II, el temible Mehmet II el Conquistador, también murió envenenado el 3 de mayo de 1481 cuando en las pastillas que tomaba para la gota, le dieron cianuro. Siglos después, en julio de 1736 el sultán otomano Ahmed III también se iría de este mundo envenenado para cederle el taburete real a Mahmud I.
Alfonso el Loco, asqueroso rey portugués, pudo haber sido envenenado por su hermano menor Pedro, quien no solo le quitó el trono sino también a la esposa tras mandarlo al tabo.
Uno de los envenenamientos más patéticos fue el del rey sueco Eric XIV Wasa en 1577, a quien le pusieron el veneno en una sopa de arvejas para que su hermano Juan III estuviera tranquilito en el trono, ya que Eric, más loco que una cabra, le seguía haciendo sombra. Felipe II de España, a pesar de ser más católico que el papa de turno según él, creía que el veneno era milagroso. Primero propuso envenenar a su ex cuñada Elizabeth I Tudor la reina Virgen de Inglaterra, solo porque era protestante la bella pelirroja. Para este intento, que por suerte no se dio, pidió ayuda al papa en una carta. Posteriormente, Felipe hizo envenenar a su primogénito Carlos(habido con su primera esposa Ma. Manuela), quien era un tarado que odiaba a Felipe II con pasión regia. Tras encarcelar al taradito, Felipe le mandó un pastelón con suficiente veneno como para matar a 100 elefantes.
Luisita de Orléans, la francesita que fue la primera esposa del tarado, chiclán y patético Carlos II(con quien feneció la dinastía habsburga en España) también fue envenenada por enemigos del rey. Dado que era muy hartona y comía cualquier cosa que no se la tragara primero a ella, fue labor fácil envenenarla. Dos mujeres que amó el zar Iván IV el Terrible murieron envenenadas:su libidinosa madre Elena Glinski, y su primera y adorada esposa Anastasia Romanov(a quien el Grozny llamaba “mi dulce vaquilla”). Al parecer ambas fueron despachadas al otro patio por intrigas de los boyardos(aristócratas rusos) y la muerte de estas dos señoras ocasionó que Iván se volviera una máquina inhumana de venganza.
Muchos expertos cree que la muerte súbita del ilustrado, gentil y progresista José II de Habsburgo, emperador de Austria, fue debida a veneno que le inyectaron en el tejido sanguinolento de las pavorosas almorranas que tenía. Otro austríaco de quien se dice que fue envenenado fue el genial compositor Wolfgang Amadeus Mozart, y le echan el muerto en la mediocre cinta Amadeus a su rival Antonio Salieri. Napoleón Bonaparte es otra figura de quien muchos dicen que fue envenenado cuando ya estaba en Santa Elena. En realidad, Napo años atrás, en un momento de decepción tras una derrota, ya había ingerido veneno, pero el líquido al beberlo había estado vencido y solo le causó currutaca. Dos prominentes germanos del período nazi ingerirían veneno como forma de suicidarse, evitando enfrentar a la ira del pueblo: Eva Braun , la mediocre actriz convertida en amante y luego esposa de Hitler, y nada menos que Hermann Goering, quien estaba destinado a ser ejecutado tras los juicios de Nuremberg. Pero quizás el caso más sonado de la historia mejicana sea el de la bellísima actriz María Félix, quien murió de forma “misteriosa” y después se habló que fue una dosis de veneno la que mandó a la legendaria “Doña” a sacudirle el llavero a San Pedro. Y no podemos cerrar esta lista sin recordar el caso de envenenamiento en la ciudad de León que dio origen a una de las novelas más leídas del repertorio nica, Castigo Divino

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