Si caminamos hacia el sol dejamos las sombras detrás

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lo dijo William Wallace

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Ing.Adolfo Urrutia y Cecilia,2005

sábado, 9 de enero de 2010

El Chinchilla Precioso de Diaghilev


El atormentado dios de la danza: Vaslav Nijinsky

Recientemente conversaba con mi camarada Marcos Valle López, prominente bailarín que tiene una academia de danza allá en Matagalpa, sobre la triste suerte de muchas estrellas del arte de Terpsícore. Indudablemente que cuesta acostumbrarse a la idea de un divino Vaslav Nijinsky muriendo loco en un sanatorio londinense en 1950, pero muchas veces las deidades del ballet tienen finales demasiado trágicos.
Vaslav Nijinsky nació en Kiev, Ucrania(entonces parte del imperio ruso)un 12 de marzo de 1888, siendo sus padres el matrimonio formado por los bailarines Tomas Nijinsky y Eleonora Bereda, ambos de origen polaco. Estos artistas ya poseían una compañía pequeña pero propia, y Vaslav junto con su hermana Bronislava fueron a dar siendo niños en 1898 a la Escuela Imperial de San Petersburgo porque el padre de los chicos no quería que sus hijos fueran “sapos muy gordos para un charco muy enano.”Cuando “Chinchilla”, que era el apodo de Vaslav por el mechón entrecano que siempre tuvo en su abundante cabellera, se graduó en 1907, su robusta pero chaparra figura fue a adornar el elenco de estrellas del Teatro Maryinsky en calidad de solista. Aunque era tímido y reservado hasta casi parecer huraño, el público se prendó del gracias a una agilidad de conejo combinada con magnetismo sexual. Los linajudos adoraban tenerlo de atracción en sus fiestones, y en medio de una rica francachela el joven Vaslav conocería al talentoso pero atribulado Sergio Diaghilev, empresario de ballets internacionales. La personalidad dominante de Diaghilev pronto ejerció su influencia-no siempre benéfica-sobre el muchacho, pasando Vaslav a ser su protegido, y posteriormente su amante predilecto. Diaghilev se sentía dueño de Vaslav, tanto en escena como fuera de ella. Le indicó cómo cultivarse leyendo los libros necesarios, lo llevó a museos y galerías de arte y en resumen le dio tremendo baño de cultura. Durante las vacaciones, Vaslav fue llevado a París por su “papi de azúcar” y bailó en roles principales de obras como El Pabellón de Armida y Las Sílfides al lado de la legendaria Anna Pavlova. Tras 1909, Anna Pavlova, celosa de la gran devoción de Diaghilev hacia el advenedizo, renunció a su compañía y se fue muy enfurruñada. Estaba acostumbrada a ser el único centro de atención. Aunque Vaslav bailaría al lado de muchas bailarinas cuyos nombres hoy son leyenda de la danza, se acoplaría mejor con Tamara Karsavina, con quien hizo muy buenas migas fuera del escenario. Tamara y Vaslav se anotaron tremendo aplauso cuando bailaron juntos en 1911 El Espectro de la Rosa. En París Vaslav conoció a la desinhibida gringuita Isadora Duncan, quien nomás verlo bailar espetó,”Cómo se moverá en la cama esta maravilla?” Desgraciadamente, Isadora y Vaslav estaban destinados solamente a ligar en el plano artístico, ejerciendo la Duncan mucha influencia sobre Vaslav. Por su parte este ucraniano seguía dando en que hablar, ya que cuando montó para escena El Preludio a la Siesta del Fauno de Claudio Debussy, el contenido altamente erótico de la obra hizo que muchas cejas se alzaran ya que al final el fauno acaba protagonizando la escena masturbatoria más famosa de la historia. Cuando Vaslav coreografió la controversial Consagración de la Primavera del trompudo Igor Stravinsky, casi lo linchan en el Teatro de los Campos Elíseos pues en el estreno de la obra hubo gritos, obscenidades, escupitajos, puñetazos y patadas entre los espectadores. Tras “dejar el rancho ardiendo en París” en 1913 Vaslav se fue con la compañía de Diaghilev (llamada Ballets Rusos) hacia Sudamérica, y ahí fue, como dicen los gringos, que the shit hit the fan (el estiércol pegó en el abanico, y que me perdonen los puritanos). Diaghilev, temiendo mucho en viajar por mar, se quedó en Europa. Suelto sin su cancerbero celoso, Vaslav se enamoró de una lujuriosa condesita-bailarina húngara, Rómola de Pulszky. Vaslav y su ardiente cíngara se matrimoniaron a la carrera en Buenos Aires, y cuando regresaron a Europa ya Diaghilev, pálido de celos y rabia, les tenía su carta de despido. Durante la primera guerra mundial, Vaslav estuvo preso en Hungría por ser ciudadano ruso. Diaghilev movió cielo y tierra, recurriendo al rey español y el papa de turno para liberarlo. Una vez libre, Vaslav quiso formar su propia compañía de ballet pero era pésimo administrador. Pero en 1916, después de tremenda riña con Rómola, Diaghilev logró sacar a Vaslav para una gira en Norteamérica, donde lució sus mejores dotes de bailarín y coreógrafo en una obra llamada Las Alegres Travesuras de Till Eulengspiegel, con música de Ricardo Strauss. Rómola se fue de cola de su marido llevando a la hija de ambos- Kyra -en abril en 1916. Pero ya la mente de Vaslav se deslizaba a pasos agigantados al abismo de las tinieblas y la locura. En 1919 un colapso lo dejó completamente agotado. Acusaba a otros bailarines de quererlo dañar, y afirmaba que había puertas abiertas en el escenario para tragarlo y lesionarlo. Vaslav pasaría una larga ronda de entrada y salida en varias instituciones mentales. Ni el hecho que su esposa le dio dos retoños pareció contentarlo mucho. En 1947 Romola se lo llevó a Londres y lo cuidó tiernamente en un sanatorio, donde habría de morir completamente loco en el 8 de abril de 1950.Sus restos luego de pasar 3 años enterrados en Londres, fueron llevados al cementerio del Sagrado Corazón de Montmartre en París, donde reposa a pocos metros del gran literato galo Teófilo Gautier.
Vaslav dejó tras de sí un Diario, en el cual analiza a fondo su relación de amor y odio con el estrujante Diaghilev, por lo cual muchos consideran que este pasaje de la vida del danzarín fue uno de los grandes affaires homosexuales de todos los tiempos. El Diario fue escrito en menos de una semana. Este hombre a quien diagnosticaron como esquizofrénico irreversible fue el primer gran ícono masculino del ballet clásico. Las coreografías de Vaslav han servido de obligatoria referencia para todos los grandes del arte danzario, y la gran capacidad física para convertirle movimiento en poesía visual de este ucraniano atormentado es parte de folklore internacional del ballet.

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