Si caminamos hacia el sol dejamos las sombras detrás

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Ing.Adolfo Urrutia y Cecilia,2005

martes, 12 de enero de 2010

Menelik II


Valiente, exquisito y justo: el emperador Menelik II de Ethiopia

Uno de los monarcas a quien más he admirado toda la vida fue un hermosísimo negro a quien se le reconoce como uno de los patriotas más aguerridos del Africa: el negus negust (emperador) Menelik II de Etiopía. León conquistador de Judá, Ungido de Dios y rey de reyes. Este morenazo erudito, accesible y sabio fue el emperador de Etiopía desde 1889 hasta su muerte acaecida un 12 de diciembre de 1913.
El exquisito Menelik nació un 17 de agosto de 1844, y fue un robusto bebecito que pesó casi 12 libras al entrar a este valle de lágrimas. Era hijo de rey Haile Melekot de Shoa, y vino al mundo en el seno de la dinastía que afirmaba descender de nada menos que el rey Salomón de Israel y su amante la reina de Saba. Al morir su paá en 1855 el niño Menelik fue tomado prisionero por el emperador Tewodros II, quien se sentía muy inseguro por provenir de un origen noble menos fabuloso que el de Menelik. Este usurpador escogió tener guardado a Menelik en Magdala, pero el robusto chico no tuvo maltrato. Tewodros llegó a sentir tanto aprecio por su prisionero que lo casó con su hija Alitash, quien estaba perdidamente enamorada del muchacho. A final de cuentas Menelik logró huir de Magdala y dejó abandonada a su primera consorte. Regresando a Shoa, Menelik atacó al usurpador para asumir la corona para sí mismo. Aunque al inicio las capañas no le salieron muy bien que digamos, Menelik como valiente guerrero logró anexar muchos territorios al oeste y al sur de su reino. En 1883 Menelik se casó con Taytu Betul, una dama de rancio abolengo cuya parentela era muy encopetada. Taytu no era un virgen tonta al desposar a Menelik, ya llevaba 4 matrimonios a cuestas y ejercía gran influencia.Menelik y su nueva consorte no tendrían hijo alguno, y el fornido monarca ya había engendrado-antes de casarse con Taytú-a Zauditu( quien llegaría a ser emperatriz de Etiopía) y otra hija de nombre Shoaregga así como a un varoncito llamado Wossen Seged. El tío de su nueva consorte no supo apreciar la clemencia de Menelik y posteriormente le daría numerosas jaquecas tratando de hacer revueltas en su Tigre natal, donde había sido el monarca antes de que Menelik se apoderase de este territorio.
Tewodros II , el primer suegro de Menelik, se suicidó en 1868 después de morder el polvo de la derrota a manos de los ingleses en Magdala. Menelik quiso aprovechar esa circunstancia para unificar todos los territorios conquistados, pero Teowdros había sido traicionado por Juan IV(conocido como Juan de Abisinia) y este avispado hombre supo usar el hecho que contaba con el apoyo de los ingleses para competir con ventaja sobre Menelik. Menelik optó por tener paciencia al verse derrotado y reconoció la supremacía de Juan.En 1886 Menelik casó a su hija Zauditu con el hijo de Juan, el príncipe Ras Araya Selassie, quien estaba destinado a morir a dos años de su boda sin dejar heredero. Para colmo el emperador Juan IV murió en la guerra contra los derviches en la batalla de Galabat el 10 de mayo de 1889. Aunque había un hijo bastardo del finado Juan de por medio, la mayor parte de la nobleza apoyó a Menelik, quien argumentaba que aunque la familia de Juan IV descendía por línea femenina de Salomón y la reina de Saba, él descendía de ellos mismos por línea masculina ininterrumpida.
Ya sentado en el trono, Menelik se vio en aprietos. Resulta que en 1880 Menelik había firmado en la provincia de Wollo un tratado con Italia reconociendo el establecimiento de la nueva colonia italiana en Eritrea con cabecera llamada Asmara. Pero los truculentos italianos lo había hecho firmar a Menelik un tratado cuya versión en el amaric(lengua de Etiopía) no coincidía con la versión en italiano. Como resultado, el imperio etíope estaba a merced de los italianos. Menelik denunció la barbaridad que le habían hecho los italianos, pero las negociaciones fallaron. Italia les declaró la guerra a los etíopes. Los imbañables soldados italianos atacaron desde Eritrea pero el valiente Menelik no se amilanó. Tras derrotar a los piojosos en Amba-Alagi y Mekele, les pegó tremenda sopapeada en la célebre batalla de Adwa el 1º. de marzo de 1896, obligando a los italianos a capitular. Un tratado se firmó, esta vez bien traducido, mediante el cual Italia por fin reconocía la soberanía total de Etiopía. Menelik no era completamente averso a los europeos. Siempre sintió simpatía por Francia y tras la Guerra Franco Prusiana en 1871 se condolió del estado piltrafoso cómo quedaron los franceses. En febrero de 1897 le criticaron que firmó un tratado comercial con Francia en el cual trataba con manos muy sedosas a los galos. Menelik tampoco fue patán con los británicos, a quienes recibió cordialmente en mayo de 1897 cuando le enviaron una misión a cargo de Sir Rennell Rodd. Con los ingleses acordó fijar las fronteras con Somalia, y permitió a los cheles angloparlantes que siguieran con su comercio. En 1898 el ejército anglo -egipcio conquistó el Sudán y los ingleses iniciaron una larga relación cordial con el emperador. Tras aplastar una rebelión en 1898, Menelik abrió las puertas de su país para permitir que los “adelantos” de la civilización occidental entrara a su reino.
En 1894 había dado una concesión a los franceses para instalar el ferrocarril, pero cuando Menelik los vio muy golosos se retractó, esperando unos años más para implementar el proyecto. En mayo de 1909 el viejo estadista casó a su nieto Lij Iyasu-habido a través de su hija Shoaregga- con una nieta de emperador Juan IV habida a través del hijo ilegítimo de éste. 2 días después de la fastuosa boda, el muchacho de 13 años fue proclamado en Addis Abeba como el heredero del Viejo monarca. Para entonces Menelik estaba seriamente enfermo, y un concejo de regencia fue formulado en marzo de 1910. El matrimonio de los muchachos fue disuelto para que el chico casara con Seble Wongel Hailu, considerada para ese entonces más conveniente. Menelik moriría el 12 de diciembre de 1913 y fue sepultado en el Monasterio de Baeta en Addis Abeba. Hasta la vez, es considerado como el mejor monarca que ha tenido Etiopía y su tumba es sitio predilecto de sus fans, quienes hasta la vez lo recuerdan como un hombre sabio, hermoso, alegre y profundamente enamorado de su patria.

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