Si caminamos hacia el sol dejamos las sombras detrás

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Ing.Adolfo Urrutia y Cecilia,2005

domingo, 3 de enero de 2010

mujeres de la historia


LA MAESTRA QUE CAMBIO LA HISTORIA DE UN REINO: ANNA LEONOWENS

Ignorados, olvidados, sujetos a intrigas palaciegas, cambios de humor y patatuces veterinarios, amordazados para no enseñar lo que no conviene, los maestros nicaragüenses arribamos a otra efemérides más del único día en que se acuerdan de nosotros, pero no hay de qué quejarse tanto pues estamos en la compañía de personajes como Anna Leonowens, la maestra que cambió el curso de la historia del reino de Siam, hoy Tailandia, gracias a sus sabias enseñanzas.
Muchos ya la conocemos como la confitada institutriz de las cintas El Rey y Yo, Anna y el Rey y el libro El Romance del Harén. Que ella misma escribió y que es por el cual algunos historiadores la vilipendian. La primera versión de la comedia musical gringa de Rogers and Hammerstein la vimos con el pelón Yul Brynner y la encantadora Déborah Kerr, pero esta cinta le supo a diablos a los tailandeses a tal punto que prohibieron su exhibición en su país debido a “ofensas y distorsiones”. La versión de comiquitas de Walt Disney no se queda atrás en errores, ni la lujoda versión moderna con Jodie Foster en el papel de Anna. Pero quién era esta poco ortodoxa mujer a quien le tocó forjar la brillante mente del mejor rey que ha tenido Tailandia?
Anna vino al mundo en la India cuando ésta ya estaba bajo el yugo sanguinolento del imperio británico. Tenía ancestros galeses y escoceses, su papá se llamaba Thomas Edwards y había estado en la infantería inglesa en Bombay, pero tuvo la mala pata de morirse cuando faltaban tres meses para el debut de Anna en este valle de lágrimas en 1831. La avispada madre de Anna luego se casó con otro militar inglés y con la plata del nuevo esposo, logró mandar a Anna y su hermana a estudiar a Inglaterra, de donde las chicas vinieron educadas soberbiamente cuando ya era adolescentes. Tras haber financiado la educación de las chicas, el padrastro quiso manejar sus destinos, y ofreció casar a Anna con un señor que le doblaba la edad y olía siempre a níspero rancio. Anna desobedeció y huyendo como misionera por un largo viaje con el reverendo Percy Badge, no se casó con el tipo en cuestión. A los 18 años se casó muy enamorada con el oficinista Thomas Leon Owens, con quien tendría 4 hijos, de los cuales 2, Louis y Avis sobrevivirían. Aunque pobres y siempre mudándose por las deudas, Anna y su esposo fueron felices hasta que él se murió de apoplejía estando en Malasia. Anna se mudó a Singapore, donde con ayuda de algunos amigos logró organizar un colegio para los hijos de los ofciales ingleses. Ya le estaba yendo muy bien ahí cuando a través de un amigo de su finado esposo, Anna fue requerida como maestra del idioma inglés en la corte de la dinastía Chakri en Bangkok, Siam (antiguo nombre de Tailandia). El monarca Rama V (más conocido en el occidente como Mongkut) la requería para teacher de sus numerosos principitos, con una condición: cero enseñanza religiosa. Las anteriores maestras habían tratado de evangelizar a los niños, quienes ya estaban firmes como budistas! Anna, quien nunca se consideró muy ratoncita de iglesia a pesar de que le gustaba ayudar al prójimo, aceptó sin chistar. Ya para entonces, sin un marido que la mangoneara, tenía algunas ideas que aún hoy serían consideradas poco ortodoxas.
Anna entabló una tierna relación con el heredero al trono, el principito Chulalongkorn, quien era el más brillante de todos sus alumnos de regia estirpe. Poco a poco fue quitando restricciones que Mongkut había establecido sobre los niños, derribando nociones antiguas de protocolo y estableciendo nuevas formas de lidiar con los problemas cuando estos se presentaban. Incluso, Anna comenzó a inculcar ideas progresistas en el joven favorito y hasta le recomendó que leyera La Cabaña del Tío Tom de la norteamericana Harriet Beecher Stowe, en la cual se denuncia los horrores de la esclavitud. La influencia de Anna sirvió para que Chulalongkorn tuviera una estupenda formación académica, y luego fuera el rey más ilustrado, benévolo, progresista y útil de toda la historia del reino. Es obvio que el haber leído la obra de Beecher Stowe le predispuso a abolir la esclavitud en 1906 en su país. Fuera del palacio, Asnna no era bien vista por los linajudos de la sociedad angloparlante. Los ingleses la rechazban y fueron ellos quienes comenzaron a circular el rumor que se trataba de la concubina secreta de Mongkut, ya que el rey mostraba abiertamente su admiración por la teacher. Anna solo hizo buenas migas con un reverendo norteamericano de apellido Bradley, quien se convirtió en gran apoyo para ella. Anna al parecer sentía más que cariño por un buen patrón hacia el rey, quien no era cabeza de bola de billar como Brynner ni cara de nalga como Chow Yun Fat en la versión de Jodie Foster. Mongkut nunca le hizo asco a una hija de Eva, era encantador, culto, muy guapo y su líbido era prodigiosa. Si Anna y el rey pasaron al lecho es algo que ellos solamente se llevaron como secreto a la tumba.
En 1868 la tragedia cayó sobre la real familia siamesa. Anna andaba en un corto viaje fuera del país cuando el rey y Chulalongkorn decidieron observar un eclipse lunar desde unos pantanos. Los zancudos inocularon a padre e hijo con el paludismo, y aunque el joven se vio grave, solamente el rey murió un 18 de octubre. Siendo Chulalongkorn apenas un adolescente, tuvo que ceñirse la corona de su reino, eso sí, bajo la supervisión de un consejo de regencia debido a su corta edad. Anna inmediatamente mandó misiva de condolencias por la muerte de su jefe y amigo, pero el consejo de regencia no dejó que Chulalongkorn la recontratara porque la consideraban” una señora de ideas muy peligrosas que atentan contra la tradición”. Sin embargo, Chulalongkorn jamás olvidaría a su maestra y la tendría presente en su corazón al irse librando poco a poco del consejo regente. Una vez en la plenitud de sus poderes, la sólida formación que Anna le dio salió a relucir en sus leyes que fomentaron la modernización y avance del país. Al abolir la esclavitud en 1906, estaba reflejando lo que aprendió en el regazo de su teacher. De esta forma, Anna indirectamente había cambiado la historia de un país que estaba sumido en el oscurantismo y la esclavitud cuando ella llegó como humilde profesora.
Anna tras perder su empleo en Siam se fue a Estados Unidos. Ahí publicó sus libros, entre ellos El Romance del Harén. Posteriormente se trasladó a Canadá a vivir con su hija Avis. Entre 1876 y 1897 vivió en Halifax, donde ayudó a iniciar varios proyectos educativos, siendo una de las pioneras de la Escuela Victoria de Arte que hoy por hoy es la Universidad de Arte y Diseño de Nueva Escocia. Apoyó a varias entidades culturales, pero siempre conservó el aura de misterio y romance que la hacía rememorar de forma romántica a su patrón cuando ya era una chimbarona viejecita. En 1915 moriría a los 65 años en Montreal, sin imaginarse que de su libro El Romance del Harén saldrían una comedia musical, comiquitas, películas y toda suerte de críticas. Curiosamente, un bisnieto de su hermana mayor Eliza también llegaría a ser famoso en el cine como el actor Boris Karloff, rey absoluto de las películas clásicas de terror.
Hoy en día, mientras algunos historiadores la vilipendian y otros la elogian, recordamos a Anna como una maestra cuyo pensamiento estaba demasiado evolucionado para el tiempo en el cual le tocó vivir, una “mujer de ñeque” a como diría mi abuela y una influencia benéfica a como pocas, a pesar de haber sido considerada por algunos como “una peligrosa influencia.”

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