Si caminamos hacia el sol dejamos las sombras detrás

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Ing.Adolfo Urrutia y Cecilia,2005

lunes, 4 de enero de 2010

la beldad del Nilo


NEFERTITI DE EGIPTO: UNA MADRE MUY SINGULAR

Una de las mujeres más subyugadoras y bellas de la historia indudablemente fue la reina egipcia Nefertiti, pero también fue una de las madres más sufridas de todos los tiempos.
Nació en octubre de 1397 a.C. como primogénita de Ay y su primera esposa, y su nombre significa "la belleza ha llegado". Tal nombre fue adecuadamente impuesto en la robusta bebé de enormes ojos negros ya que Nefertiti es considerada la mayor beldad humana del viejo Egipto. No era de sangre real, pero jamás se puede imaginar uno a Nefertiti en la pobreza. Su familia tenía gran influencia económica, y entre sus ancestros estaban varios aguerridos generales que sirvieron bajo distintos faraones. Desde niña dio indicios de poseer una gran inteligencia, sagacidad y don de mando. Cuando arribó a la adolescencia, los chicos linajudos se peleaban por desposarla, pero esta alhaja de mujer fue esposa del faraón Amenofis IV, quien después cambiaría su nombre por Akhnatón. Al casarse con este guapo pero excéntrico joven estuvo lista para ser reina egipcia en 1382 a.C., posterior a lo cual fue declarada “esposa divina” ,lo que aumento su poder terrenal y espiritual. Hasta el punto que la tierra del Nilo era su sartén y ella la tenía por el mango. Su marido casi besaba el suelo que ella pisaba, ya que Nefertiti sumaba a su belleza y astucia muy buenos modales, un temperamento dulce y tierno, y buen sentido del humor.
Nefertiti reformaría la religión egipcia relegando al antiguo culto al closet, imponiendo su fe y de su esposo por un solo dios: Atón (el Sol), volviendo monoteísta al reino por un tiempo. Nefertiti consiguió tal influencia, que en esa época se rindió culto a la figura de la mujer, a la familia y a la pareja; en todos los relieves y pinturas aparece la reina como ejemplo extremo de fortaleza, virtud y delicadeza femeninas.Su marido le hizo construir la nueva capital del Imperio: Tell-el-Amarna. Pero los ases bajo la sedosa manga de Nefertiti fueron sus seis hijas, las cuales eran las absolutas darlings del monarca. La vida familiar del faraón y Nefertiti era un oasis de dicha. Lo único que Nefertiti se lamentaba era no haberle podido dar a su señor un ijo heredero al trono, ya que nunca pudo parir un varón. Aunque Nefertiti estaba segura del amor de su regio consorte, tuvo que ser ella misma quien lo echara de su cama para que fuera a buscar en otro vientre el varón que ella no pudo darle. A regañadientes, Akhnatón tuvo que irse al lecho de otras mujeres, entre ellas Kiya, quien acabaría dándole al futuro y debilucho Tutankhamon. Kiya también trataría de influir en él para que repudiara a Nefertiti e instaurara de nuevo la religión politeísta del Antiguo Egipto. Una vez que Tell el Amarna estuvo construida, ahí se fue a vivir la reina con sus seis hijas cuando decidió separarse del faraón por desacuerdos respecto a la religión, pues aunque su esposo la idolatraba, la exigencia de Nefertiti fue excesiva en un mundo regido por la adoración a figuras de animales y humanas. Si bien algunoscortesanos y familias linajudas seguían la religión de Aton como una novedad, la mayor parte del vulgo odiaba a Nefertiti y a su marido por aber abandonado a los dioses tradicionales. El monoteísmo entonces significaba una contradicción provocativa, considerando que a los mismos faraones se les creía dioses, y como a tales se les rendía culto. Esto iba en detrimento de la misma majestad de Nefertiti, pero ella insistía en conservar su fe en un solo dios-sol.
Las mismas hijitas que tanto gozo produjeron a Nefertiti cuando las trajo al mundo en una serie de partos relativamente fáciles serían su mayor jaqueca al llegar éstas a la adolescencia. Dos de ellas se hicieron muy rebeldes, desobedeciendo en todo a la madre, quien las aconsejaba para que llevaran una vida más ordenada.Una de las hijas de Nefertiti se casó con el famoso Tutankamón. Se considera la posibilidad de que Nefertiti actuara como regente durante la primera época del reinado de Tutankamón, que por entonces tenía solo nueve años y no gozaba de buenos consejos por parte de su disoluta progenitora Kiya. Durante su estancia en el trono, el nuevo faraón recuperó las viejas tradiciones en la religión y el arte, devolviendo a Menfis y Tebas las respectivos privilegios en lo político y religioso y enlazando cuernos con los seguidores de su bella suegra en cuanto a religión.
Nefertiti murió durante una epidemia de Tracoma -aunque no existen pruebas que defiendan esa tesis pues otros afirman que cayó en desgracia y se suicidó-, sola en su palacio, obstinada en seguir el culto a Atón, en un mundo donde el pensamiento politeísta dominaba todas las regiones conocidas y a los seguidores de Aton los consideraban como locos ejecutables Nadie la quiso atender en su gravedad, pues sus mismas hijas estaban entregadas a una vida de intrigas y complots. Merytaten la predilecta de sus hijas, siguiendo el patrón tan común en aquellos tiempos de consumar el incesto real casando al padre con la hija, casóse con Akhnatón y acabó dando a luz a un hijo muerto, lo cual casi lleva a la chavala a la muerte. Nefertiti sufrió mucho con la muerte de este nieto-hijastro. Algunos historiadores especulan que la desaparición de Nefertiti de los récords egipcios se debe a un complot urdido porKiya-la nefasta madre del pobre Tutankhamon- aunque otros afirman que fue Nefertiti quien acabó expulsando en desgracia a Kiya tras pescarla en arrumacos con uno de los eunucos de confianza. Se cree que Nefertiti murió aún joven en su treintena, seguida inmediatamente por su esposo Akhnatón. Aún tomando en cuenta la tradición de casarse de forma endogámica, Nefertiti debe haber pasado por momentos muy duros cuando dos de sus hijas-entre ellas Merytaten, quien siempre fue la consentida de Nefertiti y por ende la más malcriada de las chicas- se convirtieron en esposas menores de Akhnatón, a quien ella adoró. Tiye, la hermosa madre de Akhnatón y con quien Nefertiti se llevaba muy bien, a menudo al inicio del matrimonio de la bella le daba sabios consejos, reemplazando a la madre que Nefertiti nogozó pues la señora murió cuando Nefertiti estaba en la infancia. Entre los consejos que Tiye le daba a Nefertiti estaba el de ser “cómplice los hijos, hasta para ayudarlos a que el llanto les duela menos”. Desgraciadamente, varias de las chicas traídas al mundo por Nefertiti hirieron profundamente a la autora de sus días.
Si Nefertiti fue co-regente con su excéntrico y medio-poético marido es algo que aún se debate dado que en Egipto se estilaba nombrar co-regente al primogénito varón y no a la esposa principal. Nefertiti apoyó a numerosos artistas y escultores, y como el amor solo con amor se paga, varios de ellos la inmortalizaron en todo su encanto y exuberancia. Manejó cantidades obesas del erario, fue una dirigente religiosa de mucho respeto entre los que optaron por seguir el culto de Aron, y hasta sus enemigos le tenían mucho miedo. Pero como ninguna felicidad es perfecta, Nefertiti tuvo la dicha de ser amada por su esposo, vivir en el lujo y la abundancia y tener uno de los físicos más deslumbrantes de la pelotita del mundo, pero su angelical rostro muchas veces se vio compungido en medio de tanta riqueza y poder pues como madre fue una de las mujeres más desdichadas de todos los tiempos. Hoy contemplamos su escultura con facciones perfectas, y las que hemos tenido la bendición de ser madres nos preguntamos cuántas veces ese precioso rostro se vio marcado por lágrimas y sollozos.

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